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El saxo jazz-típico virtuoso

El saxo jazz-típico virtuoso

Cleto Octavio Vásquez Ramos (Tavito Vázquez) con su saxofón.

Enhebrar el tejido de la música dominicana es el nacional ritmo del merengue con su identidad etnológica, histórica, las partituras sociológicas y su entramado antropológico, al compás del influjo característico corpóreo del bailador de Europa y el Caribe.

He expresado en charlas y conferencias en el país que el sentido resultante de identidad y la autenticidad dominicana sabe a sentimientos étnicos preexistentes. El merengue es esencia social-rítmica-sonora de presente aceptación nacional e internacional.

Con un pie en la modernidad y el otro en la tradición. El merengue jugó un importante rol en el manejo de las nuevas realidades dominicanas. La música típica que es la estética definición del perico ripio es el eslabón creativo para “domesticar la cultura transnacional popular en la propia casa”. Por ello, el jaleo de saxofón que produce una sonoridad sin interrupción en perpetuo movimiento y momentos diferentes por el maestro y jazzista, Tavito Vázquez (Cleto Octavio Vásquez Ramos).

Saxofonista meritísimo del arte dominicano, Tavito Vásquez, y uno de los primeros músicos de combinar el lenguaje popular del saxo típico con las influencias del jazz y el bebop (es un estilo musical de jazz que se desarrolla en la década de los cuarenta del siglo XX; cronológicamente sucede al swing y precede al cool o westcoast jazz, y al hardbop. Sus iniciadores fueron Dizzy Gillespie (John Birks Gillespie), Charlie Parker (Charles Christopher Parker, Jr), Max Roach, Bud Powell (Earl Rudolph) y Thelonious Sphere Monk, en la improvisación. Su virtuosa forma de interpretación creó toda una escuela dentro de la música popular dominicana.

Perteneciente a una familia de músico -tuve el honor y gran privilegio de conversar con él de nuestra música y su historia- a los ocho años de edad recibió de su padre Miguel Ángel Vásquez que le enseño las primeras lecciones musicales, y a los doce años formó parte de la Banda Municipal en Santiago de los Caballeros. Su progenitor y abuelo Avelino Vásquez eran saxofonistas típicos. En esta ciudad, estuvo con las orquestas: Maravilla, Liras del Yaque y Hermanos Vásquez.

En Santo Domingo, fue saxofonista de la Orquesta La Voz Dominicana, Conjunto Típico Alma Criolla. Músico de sesión (grabación), con Joseíto Mateo, Elenita Santos, Luis Kalaff, Ramón García y su Conjunto Típico Cibao; Orquesta José Reyes, Trío Reynoso y director musical de la Orquesta Angelita.

Tavito Vásquez fue un pionero en el arte de la improvisación del merengue y en él puede advertirse la influencia inspiracional aplicado al saxofonista norteamericano Charlie Parker, al extrapolar el lenguaje del jazz a ritmos de esa nación al merengue, su arte revolucionó la música popular quisqueyana. Hay que destacar, Sopla, Tavito Sopla, con la producción espectacular de Juan Luis Guerra y 440. Lo demás es historia en ascenso del primer saxofonista alto del país. (24 de abril de 1928 al 26 de enero de 1995).

El perico ripio nace en 1935 ó 1936, es cuando el merengue entró al pueblo o esencia típica musical cibaeño: acordeón, voz, tambora y güira. En un patio frente al matadero en Santiago de los Caballeros, calle Independencia, había un salón llamado El Perico Ripio, que tenía un doble sentido, porque todas las mujeres que iban eran “trabajadoras sexuales”.
En los años post Trujillo Molina, pocas emisoras de radio en Santo Domingo lo difundían, mientras las del Cibao seguían transmitiendo merengue de acordeón “en vivo”. Las grabaciones del Trío Reynoso, Luis Kalaff, Tatico Henríquez y Guandulito se obtenían desde los cincuenta, pero la compañía de discos más importantes del merengue de acordeón se fundó a principios de los setenta por el empresario José Luis, en Santiago de los Caballeros.

Los dominicanos, generalmente, consideran el toque de tambores afro-dominicanos como música folklórica, una designación que trae a la mente imágenes de campesinos e investigación académica. En contraste, visualizan las formas sincréticas, típicas con base de acordeón como los matices de merengue cibaeño, se ilustra como un ritmo pintoresco, curioso, de interés y popular.

El maestro, orquestador y director musical Papa Molina sostiene que “cuando la estructura rítmica cambia, el nombre del género debe cambiar”. El acuñamiento de neologismos por directores de bandas para sus estilos o marcas de fábricas eran consistentes con esta perspectiva. Además, de pasar por cambios estilísticos, sin embargo, la música retuvo muchos elementos tradicionales, y, en todo caso, audiencias y magnates de la industria siguieron llamándolo merengue.

Considero esta música desde una perspectiva local, nacional y transnacional, porque sostiene al pueblo dominicano con un merengue de preeminencia cibaeño, símbolo nacional; precisamente, porque su cualidad sincrética apela a la prevalente estética el hispanofilismo.

La música, pues, se convirtió en un símbolo nacional, porque mediaba las contradicciones de la vida dominicana, una capacidad inherente a muchas culturas populares.
El autor es Periodista, analista político y social.

Por: Maguá Moquete Paredes
maguamoqueteparedes@gmail.com

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