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Engombe, otras ruinas que claman atención

Engombe, otras ruinas que claman atención

El palacete de Engombe es una estructura colonial de finales del siglo XVI, erigida cuando se fundó el ingenio Santa Ana, en la ribera del río Haina, luego pasó a llamarse Engombe. / Jorge González / El Nacional

Santo Domingo.-A pesar de que se encuentran limpias de basura y con un entorno bien cuidado, las Ruinas de Engombe, su majestuosidad se ve opacada por la falta de atención a esa edificación que necesita un cuidado y vigilancia especiales ya que data del siglo XVI y es uno de los monumentos arquitectónicos más importantes fuera de la Ciudad Colonial.

Un área de libre acceso a toda persona que quiera entrar en vehículo, motocicleta o a pie, sin importar las horas o sus intenciones, pues no hay verja perimetral de protección, y no se observa vigilancia durante el día y mucho menos en la noche.

Estas edificaciones desprotegidas, sin identificación, ni vías asfaltadas para entrar, sin iluminación es un lugar ideal para que enamorados o amantes entren a pasar un buen rato, o delincuentes a evadir la persecución policial o repartir el botín.

Algunos desaprensivos escriben grafitis en los muros con objetos pulsantes lo que poco a poco ayuda a deteriorar más la estructura de la casona.

No se entiende cómo este complejo arquitectónico antiguo, pasó a estar bajo la tutela de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), y ahora vuelve a pertenecer al Ministerio de Medio Ambiente, pero nunca al Ministerio de Cultura a quien debería pertenecer.

De lo que fue el primer ingenio del Nuevo Mundo, y que debería ser un activo muy importante del patrimonio cultural dominicano aún quedan vestigios, pero pocos recuerdos. Una historia no muy bien contados que se ha ido diluyendo con el paso del tiempo y que amenaza con convertirse mas en leyenda que realidad.

 César Feris Iglesias, arquitecto estudioso de las ruinas

César Feris Iglesias, arquitecto estudioso de las ruinas

 

“Engombe, no es un edificio. Es un complejo arquitectónico constituido por varios elementos. Primero el ingenio propiamente donde estaban los trapiche que se movían con la fuerza del río Haina. Ahí estaba la casa de los propietarios, la capilla religiosa, y los barrancones de los trabajadores en su mayoría esclavos, esa edificación es de finales del siglo XVI”, expreso el arquitecto César Iván Feris Iglesias.

Ubicación
Situada a 20 minutos de la Ciudad Colonial en la Capital dominicana, en la localidad de Santo Domingo Oeste, justo en el centro del Parque Mirador del Oeste, entre la avenida 6 de Noviembre y el río Haina, se encuentra este complejo arquitectónico.

Estas ruinas fueron declaradas como área protegida en 1993, mediante el decreto 183-93 por el presidente Joaquín Balaguer, quien también ordeno la creación de un cinturón verde con una superficie de unos cinco kilómetros cuadrados.

“Todas esa edificaciones están ahí y son iguales que Palavé de materiales permanentes. Hay una construcción en ladrillos y otras con bastantes piedras elaboradas y luego material mixto entre la tapia, el ladrillo y la piedra”, agrego Iglesias.

Orígenes
El llamado Palacio de Engombe, al igual que la casona de Palavé, es un palacete (casa suntuosa, destinada como vivienda de grandes personajes) y no un palacio. Esta estructura colonial del siglo XVI, fue erigida cuando se fundó el ingenio Santa Ana, primero en el Nuevo Mundo.

Por su extensión y forma rectangular este era el almacén y parte de las barracas de los trabajadores y esclavos

Por su extensión y forma rectangular este era el almacén y parte de las barracas de los trabajadores y esclavos

 

Desde su construcción esta central azucarera fundada en la ribera del río Haina por Pedro Vásquez de Mella y Esteban Justinián, mercaderes extranjeros, se convirtió no solo en el primero, si no en uno de los ingenios más poderosos de la época colonial, que luego pasó a llamarse Engombe, nombre tomado de una tribu Bantú del Congo, “Ngombe”.

El ingenio de Engombe es uno de los ejemplos de lo que fue la industria azucarera en la Hispaniola en los tiempos coloniales, ya que por varios siglos sus tierras estuvieron destinadas al cultivo de caña y la fabricación del azúcar.

Descripción
Las Ruinas de Engombe están formadas por cuatro estructuras, constituidas por el palacete, la iglesia, y lo que de seguro era el galpón o almacén que se usaba como estadía de los esclavos y el área del trapiche.

El palacete o casona es una estructura de dos pisos que mide 20 metros de largo, por 13 metros de ancho y 10 metros de altura en su parte frontal se ven 4 grandes entradas en los dos niveles terminadas en arcos, y dos grandes ventanas. Aquí vivían el propietario del ingenio y su familia.

En su parte trasera tiene cinco ventanas, y una puerta que conduce a una especie de terraza, que da acceso a la iglesia, al patio y a una parte de la ruinas bien destruida que de seguro era la zona destinada al trapiche. Su paredes o muros laterales carecen de puertas pero si tienen una ventana a cada lado.

La iglesia o capilla es una estructura que posee un pequeño campanario y termina en una cúpula junto a la sacristía, convirtiéndose en la carga arquitectónica más significativa de la edificación.

La otra construcción rectangular mide 8 metros de ancho por 31 metros de largo, seguramente era el lugar donde estaba seguramente el galpón y almacén. Junto a la zona del trapiche son los lugares más destruidos.
Solo el palacete y la capilla, en tiempos modernos han sido restauradas, y las dos estructuras fueron construidas en piedra, siendo la capilla la única a la cual se le reparo el techo.

Para el arquitecto Iglesias se destaca lo siguiente. “Ahora bien hay elementos muy interesantes ya que la capilla tiene una media cúpula que va introduciendo elementos de la arquitectura religiosa en una unidad empresarial, un ingenio azucarero colonial”.

Parte trasera del palacete de Engombe se observan cinco ventanas y una gran puerta

Parte trasera del palacete de Engombe se observan cinco ventanas y una gran puerta

 

Al igual que Palavé, Engombe son unas ruinas coloniales construidas en el siglo XVI, y que aun siendo consideradas Monumentos Nacionales y Patrimonio de la Humanidad por las Naciones Unidas son muy pocos conocidas en República Dominicana, y son poco visitadas por los turistas.

Este tipo de complejo habitacional era muy normal, principalmente en los ingenios de la época colonial ya que constaban de un molino hidráulico o un trapiche que era tirado por animales de carga o esclavos. Además tenían una casa de purga, una casona para los amos y una capilla.

“El lugar donde están las ruinas de Engombe lo dieron como finca de investigación agropecuaria a la Universidad de Santo Domingo. Y un brillante rector lo que hizo fue repartir la finca en solares entre los profesores, quienes construyeron viviendas”, expresó de manera indignada el arquitecto César Iván.

Un apunte

Activo turístico
Este complejo constituye una reserva histórica que debería estar también en manos de las autoridades de Cultura, y no solo del Ministerio de Medio Ambiente, ya que aparte de reserva de flora y fana, debe ser convertido en un activo turístico.

El Nacional

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