Mientras participaba en un oficio religioso en el Panteón Nacional fui asaltado por unas dudas lexicográficas que me han torturado durante semanas. Al pronunciar su homilía, todas las veces que se refirió a los próceres cuyos restos reposan allí, el celebrante empleó el adjetivo /enterrados/. Como el vocablo me aguijoneaba, no pude vencer la inclinación a contar las veces que fue empleado.
¿Están enterrados allí Gregorio Luperón, los trinitarios, Salomé Ureña y su ilustre hijo Pedro Henríquez Ureña? Pero si allí no hay tierra, ¿cómo van a estar enterrados? …En sentido literal, no están enterrados, pues están bajo cemento o mármol. Sin embargo, la función de la lengua es permitir que la gente se entienda.
La acción inmediata al fallecimiento de una persona es llevarla al cementerio y aun el cadáver fuera colocado en una bóveda de cemento, el acto es un enterramiento. Este sustantivo se define “acción y efecto de enterrar”.
Veamos /enterrar/. El Diccionario de la lengua española le atribuye ocho acepciones, cito algunas:
1. tr. Poner algo o a alguien debajo de tierra.2. tr. Dar sepultura a un cadáver.3. tr. Asistir al entierro de alguien. Ayer enterramos al poeta.4. tr. Hacer desaparecer algo debajo de otra cosa.5. tr. Olvidar o arrinconar un asunto, designio, etc. Enterrar las ilusiones, las antiguas costumbres.7. tr. Am. Clavar, meter un instrumento punzante.
Cuando pasa el tiempo de su deceso, algunos muertos dejan de ser cadáveres y habitan en la conciencia de sus compatriotas. Por eso resulta chocante aceptar que están enterrados. Porque enterrar es también olvidar, borrar.
Enterrar tiene como sinónimos a soterrar, olvidar, arrinconar, relegar, apartar. También sepultar, inhumar, esconder, ocultar. El participio del verbo enterrar es /enterrado/ y de soterrar, soterrado. De los muertos decimos “Fue enterrado ayer”, por ejemplo. De los tubos del acueducto decimos están soterrados. Para los cadáveres, pocos usarán el verbo soterrar y su participio soterrado. El verbo inhumar también es sinónimo de sepultar, pero anda lejos del uso común, parece propio del léxico oficial.
Los restos de dominicanos ilustres -excepción de Pedro Santana- conservados en el Panteón Nacional precisan de un tratamiento menos impactante que /enterrados/. Aunque debo admitir que en esta opinión se cuela el sentimiento. El pueblo emplea enterrar para referir el acto de la sepultura y ésta ha consistido tradicionalmente en depositar el féretro bajo tierra.
Aquel majestuoso templo, sito en la calle Las Damas, la más antigua de Santo Domingo, no es lugar para enterrar cadáveres. De algunos de los incluidos nunca han estado sus músculos ni sus huesos, como es el caso de la inmensa Rosa Duarte, hermana y colaboradora del fundador de la República Dominicana. Ese mausoleo es, más bien, una extensión de la gloria, un asomo de la inmortalidad, lo que se guarda allí es memoria más que materia.
El verbo conservar y el adjetivo formado a partir de su participio, /conservado/, tienen un valor semántico aplicable a lo que ocurre en el Panteón Nacional, también llamado Panteón de la Patria, con las personalidades prototípicas para quienes flamea una llama perenne. Desde la primera acepción queda justificado su uso por la correspondencia con la función del Panteón: Mantener o cuidar de la permanencia o integridad de algo o de alguien.
Tiene como sinónimos a cuidar, mantener, preservar, proteger, guardar, resguardar. De cada verbo sale un adjetivo plenamente aplicable a las ilustres figuras que allí reposan: cuidados, mantenidos, preservados, protegidos, guardados y resguardados. No es que el adjetivo /enterrado/ sea contrario a la gramática, pero al oído y al sentimiento le sientan mejor cualquiera de los citados en el párrafo anterior. Por ejemplo, mantenidos, preservados, protegidos…