Lo que cuenta el cabo de la Policía, Esteban Armando Féliz Batista, sobre un supuesto tumbe de 400 kilos de cocaína en las costas de Barahona, mancha más la imagen del cuerpo. Es el propio policía que dice que el 28 de agosto el y otros 10 miembros de la institución se robaron la droga y varias armas de fuego.

Repartiéndose luego el botín. Féliz Batista dice que integraba una patrulla que confiscó la droga y las armas, pero que en lugar de reportarlas se las repartieron entre ellos. No solo identificó a cada uno de los agentes que intervinieron en la operación, sino que dijo hasta a quién le vendió la porción que le correspondió.

Con el estilo que llevan oficiales y agentes de la Policía, muchos de los cuales con un patrimonio que genera sospecha, las autoridades tienen que abocarse a un riguroso proceso de saneamiento interno. ¿Cuántos agentes no utilizan el uniforme para operaciones como la narrada por Féliz Batista?

El agente dijo que tras la sustracción del botín fue secuestrado por un hombre y una mujer que le reclamaban cinco millones de pesos para liberarlo. Su suerte, según él, fue que pudo escapar de sus secuestradores.

El caso de Féliz Batista y los agentes que participaron en el supuesto tumbe de drogas es simplemente otro aviso sobre la podredumbre en áreas de la Policía. Por cierto que para hoy el Tribunal de Atención Permanente de Barahona tiene previsto conocer la solicitud de medida de coerción sobre este caso.