Carta de los Lectores Opinión

Escuchar el cuerpo

Escuchar el cuerpo

Los hábitos alimenticios no tienen que ser restrictivos, no tienen que hacernos sentir culpables cuando comemos algo que nos gusta, se deben adaptar a nuestras necesidades, estilo de vida, que seamos capaces de disfrutar lo que vivimos y, sean sostenibles en el tiempo.

Si se descuida o pasa por alto lo que se ingiere y la forma en que se percibe, podría generar una relación dañina con la comida y, en el peor de los casos, contribuir al desarrollo de un trastorno de la conducta alimenticia (TCA), que no solo se reduce a anorexia nervosa ni bulimia nervosa.

Existen TCA que se enmascaran de positivos cuando son todo lo contrario; ejemplos son la ortorexia y la polidipsia psicógena. La primera se caracteriza por la obsesión con el comer saludable y la calidad de los alimentos ingeridos de manera patológica.

Y el segundo término se refiere a la ingesta excesiva de agua, alejándose de la cantidad que cada persona debería ingerir. Esta es la razón por la que se debe de abogar por el equilibrio, por sanar la relación que tienes contigo mismo y la comida.

¿Alguna vez has pensado en tu estado de ánimo mientras has estado bajo dietas restrictivas? ¿Has sentido altos niveles de ansiedad y quisieras comer aquello que está prohibido? ¿La energía que tienes se agotaba con mucha facilidad y querías dormir más? ¿Al momento de hacer ejercicio tratabas de dedicarle más tiempo, para tratar de “quemar” lo que comiste anteriormente?.

Si alguna de las preguntas anteriormente plasmadas fue un “sí”, hay algo que no está funcionando para ti. Uno de los mayores factores por los que estar bajo régimen es tan difícil es porque se tiende a etiquetar los alimentos en “malos” y “buenos”.

Se puede comer de todo siempre teniendo balance y tomando decisiones más saludables según nuestras necesidades. Mientras más se prohíbe un alimento, se crea una sensación contraproducente en la que se llega a creer que si lo ingieres te podrías sentir mejor al hacerlo, resultando un ciclo que genera gran ansiedad y es más complicado el hecho de controlarlo.

Unas claves para que la ansiedad disminuya considerablemente son las siguientes: evitar saltar comidas; prestarle atención al contenido real del desayuno; distinguir entre hambre fisiólogica y hambre emocional, el hambre emocional se caracteriza por la urgencia repentina, deseo de un alimento en específico, mayormente un prohibido autoimpuesto y es difícil de saciar.

Por: María de los Ángeles Guzmán

El Nacional

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