El nuevo escándalo que sacude al Ministerio de Educación con la estafa por 126 millones de pesos denunciada por su titular en la compra de butacas no solo demanda establecer responsabilidades, sino más rigor en la administración de los recursos.

Con todos los casos que se han denunciado parece que era muy fácil burlar las licitaciones, timar o hacer negocios turbios en la institución.

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El ministro Ángel Hernández dijo que a principios del pasado año escolar, durante la gestión de su antecesor Roberto Fulcar, se hicieron dos licitaciones para adquirir 187 mil butacas, de los cuales solo se han entregado 15 mil.

Educación no tiene otra opción que iniciar un proceso legal para reclamar las butacas o la devolución del dinero, pero al mismo tiempo tiene que buscar la manera de fortalecer los procedimientos para evitar estafas o que los recursos terminen en el zafacón.