Editorial Opinión

Estallido en Haití

Estallido en Haití

Estaba previsto que el ajuste de los precios de los combustibles en Haití desataría la ola de violencia que ya ha causado varios muertos y obligado a diferentes gobiernos, entre los que figura el dominicano, a cerrar sus embajadas en esa nación por razones de seguridad.

En un país abrumado por la carestía y escasez de los alimentos, crisis en la salud y todos los servicios, más el terror impuesto por las pandillas, la decisión sobre los carburantes era como se había advertido, contraproducente.

Tras los violentos disturbios el centro de Puerto Príncipe parecía un campo de batalla. Se incendiaron vehículos, neumáticos y los disparos con armas de fuego eran frecuentes. Estar en las calles podía significar un encuentro con la muerte.

En la víspera dos periodistas que cubrían una balacera entre pandilleros en el barrio Cité Soleil fueron asesinados y quemados sin la menor contemplación.

Los haitianos, que no necesitan mucho para estallidos como el que han protagonizado, retomaron en sus reclamos la renuncia del presidente Ariel Henry, quien es obvio que tenía que estar más que consciente del efecto de un alza en medio de una atmósfera al borde del estallido por las tensiones sociales. Tan inconcebible ha sido la medida que no se descarta que Henry la tomara adrede como un recurso para justificarse en el poder.

Las revueltas en Haití son un contundente mensaje a la comunidad internacional sobre las múltiples necesidades de ese país, cuyos habitantes, además de recursos para alimentarse, carecen de los servicios más elementales para la subsistencia.

Haití demanda asistencia social de manera urgente, pero también cooperación para restaurar la seguridad, la gobernabilidad y para erradicar a las pandillas que hoy controlan buena parte del territorio.

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El Gobierno dominicano, que no ha descansado en clamar la intervención de Estados Unidos y Francia frente a la crisis haitiana, no tiene más que estar a la expectativa sobre la explosión en la vecina nación para evitar cargar con algún tipo de consecuencia. Reforzar la frontera es una de las decisiones más inmediatas en ese sentido.

El Nacional

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