Articulistas

Esto pienso, esto creo

Esto pienso, esto creo

Rafael R. Ramírez Ferreira

Denigrante sería poca cosa para definir el diario vivir.-

Porque: Una cosa es la dignidad de la persona y otra el traje que lo cubre

Denigrante sería una mala percepción, no es eso, es algo peor lo que hemos estado viviendo, principalmente en las dos últimas décadas. La degradación de todo ha sido bestial y hoy, por lo general, se nota un comportamiento salvaje y engañoso solo para tratar de sobrevivir.

Y la “cosa” es tan difícil de definir, que ya no solo a los políticos es a quienes señalamos como precursores de nuestras desgracias. Y para tratar de hablar sobre esto, obligatoriamente tenemos que ponernos a divagar sobre diferentes asuntos, algunos, en apariencia, sin peso específico, pero, que forman, cual eslabón, la cadena de decadencia moral, ética e institucional que nos ahoga.

Pero no se puede perder la esperanza de algo mejor. 1ra. divagación; por ejemplo, recuerdo lo bien que nos sentíamos como pueblo, al tener una primera dama como Doña Renee; Doña Asela o Doña Rosa, y a pesar de tener que esperar cierto tiempo, hoy tenemos a Doña Raquel, y esto indica que aun podemos volver a superar determinadas situaciones que nos han y están afectando como nación.

Y no hablo de lo de antes ni lo de después, solo de lo que he conocido y estas Damas han sabido representar lo mejor de la decencia, la elegancia. la magnanimidad y la dignidad de la mujer dominicana.

2da. Divagación. Esto da esperanzas, como también podríamos esperar lo mismo del negocio de la medicina que ha sido secuestrada por indolentes mercaderes de la salud de los que más necesitan de sus servicios, algo parecido a los políticos, pero peor.

¿Recuerdan aquella vez que en los terrenos que ocupaba el antiguo hipódromo Perla Antillana se dispuso la construcción de un gran hospital, llamado a prestar los mejores servicios a la clase desposeída y media de la sociedad dominicana? ¿Cuándo y dónde se desvirtuó la intención primaria? Nada, la burocracia y los intereses particulares se impusieron, incluyendo la prepotencia de determinados jerarcas de la oligarquía, incluyendo hasta la “Santa” Iglesia, donde todo ha ido a parar a servir los más altos intereses de quienes pueden pagar.

Todo da la sensación de estar en medio de negociantes y mercaderes de la salud, en donde, un médico hace cualquier intervención y fácilmente el próximo chequeo tiene que ser en el consultorio privado del mismo, es decir, te opero en el hospital y las consultas de recuperación de esta, me las paga en cada visita al consultorio y esto, sin que nadie les ponga coto a las indelicadezas que en ese consorcio suceden a diario.

3ra divagación; Cosas increíbles que ya se dan como algo normal y prácticamente a nadie le llama la atención de estas ya que están contempladas dentro de algún presupuesto y con eso, basta para justificar el hecho. Nos referimos a la publicidad que ejecutan las Altas y Medianas Cortes -por igual se podrían incluir las enanas-.

¿Para qué se promocionan? Parecen más bien organismos del Estado destinados a la beneficencia; a bufetes de abogados en busca de clientes; a partidos políticos promocionando sus promesas de campaña y hasta a los Bancos pregonando sus bonanzas y hasta actos faranduleros que nos ponen a pensar sobre qué está sucediendo, sin importar las justificaciones que enarbolen para estas acciones.

Y esto, es sin exageración alguna, solo hay que ver los medios y no se sorprenderá de encontrarse con algunos de estos jueces, porque aquello de que los jueces hablan por sentencia, hace tiempo, caducó.

4ta divagación: Es tal la degradación de valores, que ya, dentro de poco tiempo, habrá que construir un palacio que pueda albergar a todos nuestros “Inmortales” del deporte, ya que como antes expresé, el clientelismo lo corrompe todo, vulgariza y denigra hasta los merecidos reconocimientos a figuras que si lo merecen.

Tendremos que continuar en otra oportunidad con más divagaciones para ver si alguien hace algo por alguna de ellas, eso esperamos. ¡Sí señor!

Por. Rafael R. Ramírez Ferreira
rafaelelpiloto1@hotmail.com

El Nacional

La Voz de Todos