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Esto pienso, esto creo: Aun sea una misérrima avanzada deberían hacerlo

Esto pienso, esto creo: Aun sea una misérrima avanzada deberían hacerlo

Aún solo sea una misérrima avanzada de políticos, de aquellos pocos que dignifican esa profesión, deberían de ponerse al frente de una cruzada en contra del pandillaje político que ha desacreditado esa profesión, con fin de lograr dejar atrás ese clientelismo barrial del tigueraje y el concebido contubernio con las lacras del narcotráfico. Sería esto solo un decir o en realidad se puede tener la esperanza de que en cualquier momento pueda suceder, no lo sé, pero soñar no cuesta nada.

Porque en medio de la situación que acarrea la mala política, todos somos inocentes y, a la vez, todos somos culpables, dándose entonces la situación de que, en el juego de la política y sus consecuencias, el juego termina empate, ya que todos perdemos, aun y algunos políticos o funcionarios, se crean vencedores.

Todo es publicidad y manipulación mediática hasta en los más mínimos problemas y acciones que se llevan a cabo, donde se puede asegurar, que el utilizar la mediación o la psicología para la solución de determinados problemas, solo sirven cuando estas acciones teóricas forman parte de la solución.

Pero a todos nuestros problemas, creados normalmente por la mala política, solo le prestamos unas cuarenta y ocho horas de interés y, después, los lanzamos al saco del olvido.

Recuerdan al famoso “Parlacem”, si, ese mismo, refugio de impunidades y de blindajes cobardes, creado para guarecer lo peor de lo peor bajo esa sombrilla por un pandillaje político latinoamericano, lo que me lleva al siguiente cuestionamiento: ¿Será por eso por lo que aquí, determinados miembros de ese adefesio no han sido invitados siquiera a tomarse un cafecito frente a la “ciega”?

Reconozco que soy reiterativo con determinadas cosas, pero es que, por igual, son los problemas que padecemos y, cuando estoy acompañado por el silencio, pienso en nuestros orígenes, en nuestros genes heredados y vaya usted a ver, que, si de ellos nos llevamos, todos padecemos de los mismos. Virtudes y defectos que de ninguna manera -aún muchos así lo aseveran-, provienen de las tribus africanas. Y, por ese dejar hacer, dejar pasar que nos ha caracterizado, hoy, la llamada inseguridad, nos arropa, pero, ningún político pone sus ojos en El Salvador, (no Jesucristo, naturalmente).

Y es, que todo el mundo desea los beneficios que se pagan por trabajar, pero, lo quieren sin tener que hacerlo, en tanto que otros, prefieren teorizar y elaborar -para ellos-, efectivas promociones de publicidad sobre el trabajo que deberían de hacer que tampoco lo hacen, solo el bulto.

La inseguridad se ha convertido en todo un infierno sin que nadie dé con la fórmula para apagarlo. La semana pasada escribí que en el Gin al que asisto, había 19 personas y nueve eran haitianas y con eso, no voy a hacer conjetura alguna, pero: ¿Nadie ha notado la cantidad de atletas haitianos que pululan por el país? ¿los que negocian con esto, lo reclutarán como dominicanos para buscar medallas?   ¿Continuará el negocio de los entrenadores con los atletas haitianos? ¿Migración los nacionalizará?

Hace tiempo hablamos sobre el cambio que debería de producirse en cuanto al patrullaje en las calles, pero, nadie hizo caso, solo hasta la semana pasada vinieron a implementar el patrullaje por cuadrantes, cosa esta que ya había dado buenos frutos, pero, el ego de los responsables por nuestra seguridad, no le hacen caso a nadie, si esto no conlleva la correspondiente publicidad y halagos a su ego. Por igual, continua la misma práctica disfuncional con relación al uso del personal, pretendiendo obtener otros resultados en el desempeño. Y, para mí, este problema de inseguridad apenas se inicia, cuando las bandas haitianas vengan a este mercado, entonces comenzará el principio del fin, en tanto, estos políticos, hablan como si un mozo le estuviera vertiendo un buen vino tinto en su copa de Lalique. La semana entrante, si me dejan, hablaremos sobre el manio tema de la “violencia de Genero”. ¡Sí señor!

El Nacional

La Voz de Todos