SAN FRANCISCO.- Apenas unas horas antes del partido, los Dodgers anunciaron que iban a tener al relevista Corey Knebel como abridor, no Julio Urías, quien ganó 20 partidos durante la temporada regular.

La jugada, aunque arriesgada, resultó bien para los Dodgers, ya que Knebel y Brusdar Graterol lanzaron una entrada en blanco cada uno antes de entregar la bola a Urías. El zurdo nacido en México produjo, permitiendo solo una carrera con un jonrón de Darin Ruf en cuatro entradas.

“Lanzó con coraje y fue ciertamente poco convencional”, dijo el manager de los Dodgers, Dave Roberts, sobre Urías. “Le doy mucho crédito por tomar la pelota cuando se lo pidieron y por lanzar realmente bien”.

Una vez que Urías salió del juego, los Dodgers recurrieron a Blake Treinen, Kenley Jansen y Max Scherzer, quien registró el primer salvamento de su carrera con un noveno sin anotaciones. Scherzer, quien estaba programado para ser el abridor del Juego 1 contra los Bravos, dijo que aún podría estar listo para lanzar el sábado, dependiendo de cómo se sienta el brazo el viernes.

Pero el jueves, todo en lo que podía pensar era en el esfuerzo colectivo del cuerpo de lanzadores de los Dodgers. En dos juegos de eliminación, la unidad, que se jactó de tener la efectividad más baja del béisbol (3.01) durante la temporada regular, respondió limitando la ofensiva de los Gigantes a solo tres carreras en 18 entradas.

“Felicitaciones a todo el mundo”, dijo Scherzer. “Lideran la liga en jonrones. Como dije, tenemos mucho respeto por lo que los Gigantes pueden hacer. Felicitaciones a nuestro personal por poder lanzar tan bien como lo hicimos nosotros”.
Ambos equipos llegaron al partido del jueves con 109 victorias esta temporada. El equipo de 110 pasaría a la siguiente ronda. Después de perseguir a los Gigante s durante siete meses, los Dodgers finalmente pueden decir que los superaron.