Ni “propinco” ni “regoso”; propenso y riesgoso, sí
Es bien aceptado que el uso hace norma, pero en muchos aspectos de la vida conviene detenerse frente a la costumbre e incluso contradecirla. El empleo del idioma no resulta una excepción. El hablante trilla caminos, pero no siempre estos conducen al punto más conveniente. Las voces “propinco” y “regoso” surgen por deformación o corruptela […]