Sea por la presión de la opinión pública o lo que fuere, pero es un gran paso el interés expresado por la comisión bicameral para sancionar una ley de extinción de dominio de bienes mal habidos.

El tiempo que la pieza lleva en las cámaras legislativas, aunque sea una ofensa a la sensatez, no es un factor para salir del proyecto a la carrera.

La comisión tiene que tomarse su tiempo para que la legislación no lesione interés alguno y su aprobación responda única y exclusivamente al interés nacional.

Además de las iniciativas de los senadores Antonio Taveras Gumán y Félix Bautista los legisladores tienen que escuchar la opinión de todos los sectores para consensuar la sanción de una ley fundamental para perseguir la corrupción y recuperar el patrimonio defraudado al Estado o producto de actividades ilícitas.

Se ha garantizado que la pieza se definiría a mediados de este año, lo que no deja de representar un halo de esperanza para un país que necesita fortalecer su sistema institucional.

Hay muchos aspectos que tienen que precisarse, pero los legisladores deben saber que con la corrupción, el narcotráfico y el lavado de activos no se pueden hacer concesiones.