Entre los candidatos presidenciales con más posibilidades de ganar las próximas elecciones parece existir consenso sobre una reforma fiscal cualesquiera sean los resultados.

El presidente Luis Abinader ya planteó que esa reforma era obligatoria para garantizar la estabilidad, satisfacer necesidades y ejecutar obras prioritarias para el desarrollo.

Al delinear las condiciones de la reforma el Conep se la ha puesto fácil en ese sentido al liderazgo político.

Entre las propuestas para impulsar el desarrollo económico y social del país, el Conep dice que visualiza un sistema tributario ágil, que motorice una agenda procrecimiento, promueva el empleo, la inversión y la formalización.

En definitiva que garantice un gasto público eficiente, con un perfil de deuda pública consolidada. La observación significa que el candidato que resulte victorioso cuenta desde ya con el visto bueno de la clase empresarial para abordar la tan cacareada reforma tributaria que defienden organismos internacionales.

De hecho el liderazgo político saludó, aunque sea por mera cortesía, el plan formulado por el Conep para sustentar una economía de bienestar.