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Fidel, mujer y cultura

Fidel, mujer y cultura

Chiqui Vicioso

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En la clausura de un evento sobre Pedagogía, con profesores de toda Cuba y delegaciones magisteriales de todo el continente, Fidel Castro hizo una declaración  que abrió la puerta para el debate  sobre la importancia de la cultura en los procesos de cambio.

Dijo:  “Debo admitir que yo pensaba que una vez cambiáramos las condiciones objetivas de la sociedad; la estructura del poder político y económico; la escolaridad, salud, y el acceso a los beneficios sociales,  el racismo, clasismo y sexismo desaparecerían  automáticamente. 

Error de ingenuidad que casi todos  los revolucionarios han cometido desde siempre y que solo un pionero del pensamiento socialista como el comunista itaiiano Antonio Gramsci, planteó con claridad”.

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La cultura, afirmó Fidel, es un proceso de acumulación ideológica  que tarda siglos en forjarse.  De ahí la permanencia  de cierto tipo de religiosidad (caso Polonia, como ejemplo); de los dogmas, prejuicios y creencias de clase y raza del viejo orden; al margen de los esfuerzos de las  revoluciones por modificar el legado de la cultura tradicional en la mentalidad  de los pueblos.

De la resolución de ese tiempo que existe entre la acción  cotidiana de un nuevo orden social y la cultura  heredada, depende el éxito de la construcción de  hombre y mujer nuevos.

En 1959 estábamos en pañales ideológicamente, y una joven mujer, aferrada a la radio, escuchaba atentamente lo que sucedía en la isla hermana de Cuba. Esa joven mujer, llamada Minerva Mirabal, devendría en pionera de la organización del 1J4 y la lucha  contra la dictadura de Trujillo.  Llevaría décadas organizar nuestros movimientos feministas, y su lucha por gestar una cultura de equidad entre hombres y mujeres que aun espera sus frutos.

Entre 1959 y 2025 han pasado 67 años, casi siete décadas, donde la maquinaria ideológica de los mal llamados países desarrollados han intentado desacreditar, o eliminar, el ejemplo e ideales de nuestros mártires y lideres, entre ellos Fidel Castro.

En el 2025, las mujeres del  mundo hemos observado con horror el caso Epstein, y hemos llorado con el testimonio de una de sus víctimas:  Virginia Giufrey, cuyos depravados victimarios se atreven hoy a darnos clases de moral y cívica, y  de reimponernos su orden económico y político a sangre y fuego.

Mientras, el legado de Fidel Castro, como el de José Martí, permanece como el de un hombre iluminado por las nuevas ideas, y el intento de crear y recrear un mundo nuevo.  Un caribeño que tuvo la valentía de ser consecuente con sus ideas y luchar por ellas, y con ello instalarse en la posteridad.