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La masiva emigración de nacionales haitianos a República Dominicana es el resultado de las precarias condiciones de vida imperante en su país, sobre todo por la hambruna e inseguridad ante la violencia desatada por bandas armadas, patrocinadas por centros de poder en ese país y de Estados Unidos.

Aunque muchos vienen a trabajar, aportando así a la economía de República Dominicana, otros escapan de su país buscando refugio donde sobrevivir, para los cuales no hay puestos de trabajo productivo.

La declaración de independencia de Haití (1 de enero de 1804) terminó con la esclavitud colonial francesa, resultado de una rebelión y guerra de guerrillas librada por los esclavos atormentados.

La independencia y soberanía de Haití terminó en ficción, a diferencia de lo que ha ocurrido en nuestro país, que la realidad la ha superado con creces, pese a los esfuerzos por superar la dependencia y el coloniaje.

La rebeldía de ambos pueblos que ocupan la isla, y la de otros de América Latina y más allá, al parecer nunca será “perdonada”, por las élites imperiales que han hecho y hacen las guerras más devastadoras.

Las guerras de independencia y restauradora, en la parte oriental de la Isla La Española, fueron esfuerzos para establecer un Estado soberano, “un mal ejemplo” a la vista de los colonialistas y los neocolonialistas.

El establishment estadounidense ha impuesto el caos en Haití y se opone a que la República Dominicana controle su frontera, para facilitar la emigración masiva de nacionales de ese país hacia el nuestro.

Parece un absurdo, pero EE.UU. en crisis, podría atizar el caos en el país, y estaríamos en riesgo, por razones geopolíticas y nuestras riquezas naturales, así como por el avance de China y Rusia en la región.