Libre Pensar Opinión

¿Genocida histórico-militar?

¿Genocida histórico-militar?

Oscar López Reyes

Las leyes dominicanas han sido elaboradas para privilegiar la impunidad a los del linaje dominante, y oficiales de alto rango, autores de episodios bestiales, han sido escondidos, o procesados elásticamente en tribunales policiales y militares. Por esos desaguisados, los testimonios fidedignos de protagonistas y testigos paraninfan con más trascendencia sancionadora y más valor histórico que los instrumentos jurídicos, como los que se argumentan ante los cinco e irrepetibles sucesos en los que se incrimina al general Ramiro Matos González.

Por primera vez, el primero de mayo de 2022, tiramos el aullido de reproche avizor: “El general Matos, ¿fusilero o héroe?”, ha ingresado a nuestra Academia Dominicana de la Historia, el mismísimo que ha sido imputado de ”torturar, acribillar y rematar, sin bajar la cabeza ni sentir un agujero en el pecho, a insurrectos que se habían entregado a comandantes estatales, o habían sido arrestados”.

Y citamos, primero: Tener bajo su responsabilidad el enterramiento, en el patio de la Academia Batalla de las Carreras, a cerca de 100 expedicionarios de Constanza, Maimón y Estero Hondo, fusilados en 1959; segundo) ser el jefe de la operación, en 1963, que terminó con la eliminación física, en Las Manaclas, San José de Las Matas, de 15 guerrilleros del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, encabezados por Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo).

En tercer lugar, participar en los ataques a la población, durante la guerra patria de 1965; en cuarto: perseguir y capturar a Francis Caamaño, masacrado en Nizaíto, San José de Ocoa, y quinto: coordinar, como secretario de las Fuerzas Armadas, la matanza de más de 100 dominicanos, en 1984.

Para comprender el sainete sobre este legendario castrense, se impone contextualizar los acontecimientos aludidos entrecruzando la historia, el derecho y ética. ¿Se puede sostener que Ulises Heureaux (Lilís) y Rafael Leónidas Trujillo Molina y su hijo Ramis no cometieron ningún crimen, porque sobre ellos no pesan sentencias condenatorias de las cosas irrevocablemente juzgadas?.

El siniestro e implacable jefe del Servicio de Inteligencia Militar (Sim) de la tiranía de 30 años escribió el libro “Trujillo y yo. Memorias de Johnny Abbes García”, y Víctor Alicinio Peña Rivera, jefe de operaciones de ese organismo en el Cibao, publicó la obra “Historia oculta de un dictador”, ¿serían aceptados en la Academia Dominicana de la Historia?
El criterio doctrinal judicialista, permeado por los intereses políticos coercitivos supraestatales para agachar delitos y evadir dictámenes penales, no está por encima de la realidad histórico-social que, sin cortapisas, amerita la narración y la interpretación exegética, en la colgadura de la tan anhelada veracidad sin tapujos.

El derecho no ejerce, nunca/jamás, supremacía sobre la verdad histórica, tapiada en la ventana de la clarificación y la conceptualización analítica fundamentada en la razón. La verdad histórica no está sujeta a normativas jurídicas.
*Miembro colaborador de la Academia Dominicana de la Historia.