La buena estrella que representaba la recuperación del turismo ha vuelto a ensombrecerse con las restricciones para contener la expansión del coronavirus impuestas por mercados emisores tan importantes como Estados Unidos, Canadá, Francia y España.

En el país se han tomado todas las previsiones y proporcionadas todas las facilidades a los visitantes extranjeros, pero la cuarentena, la suspensión de vuelos, las pruebas PCR y otras decisiones impedirán que miles de ciudadanos de esos países salgan a vacacionar al Caribe u otros destinos.

El caso de Estados Unidos ha sido un golpe particularmente fuerte para República Dominicana de tomarse en cuenta que solo en 2019 alrededor de 2.5 millones de nacionales de ese país visitaron el territorio.

Canadá fue todavía más lejos al cortar la comunicación aérea con México y el Caribe hasta el 30 de abril próximo. A las restricciones se tiene que agregar como otra nota perturbadora la propagación de las nuevas cepas del virus detectadas en Brasil y Sudáfrica.

El Gobierno, que tanto interés puso en la recuperación del turismo como actividad más dinámica de la economía, no tiene más que rediseñar su estrategia para tratar de amortiguar o hacer menos doloroso el impacto de las restricciones impuestas por los mercados emisores.

Ante un panorama tan incierto no caben los lamentos, sino tomar las medidas que aconsejan las circunstancias para lidiar con el drama derivado de la propagación del coronavirus en lo que las vacunas surten sus efectos.