La apertura definitiva hacia la democracia en República Dominicana se inicia el 19 de noviembre de 1961, hace hoy 58 años, con el levantamiento militar conocido como “la rebelión de los pilotos”, que evitó que los hermanos de Trujillo, Héctor Bienvenido (Negro) y José Arismendy (Petán) Trujillo Molina, asumieran el control del país.
Pero más que la revuelta militar de los seis pilotos dominicanos, fue la presión del Gobierno de Estados Unidos lo que determinó definitivamente que Ramfis, N egro y Petán desistieran de sus planes y abandonaran el país.
La Armada norteamericana estacionó, días antes del 19 de noviembre, frente al Malecón de Santo Domingo, cuatro unidades de la infantería con 1,800 infantes de Marina alertados para actuar si las circunstancia así lo ameritaban.
Los diplomáticos extranjeros de la época acreditan la frustración de los planes de Negro y Petán a la rápida intervención de los Estados Unidos y las oportunas providencias del entonces presidente Joaquín Balaguer para conservar el control del Ejército Nacional.
La impresión generalizada de esos círculos, es que Balaguer desmotró capacidad para mantener la obediencia, afianzando, al parecer, la lealtad de los militares al Gobierno.
Hacía cinco meses y 19 días que Rafael Leonidas Trujillo Molina fue asesinado, el 31 de mayo de 1961, cuando el grupo de pilotos liderado por el general Pedro Rodríguez Echavarría actuó contra instalaciones militares el 19 de noviembre.
Formaban parte del grupo los tenientes coroneles Manuel Durán Guzmán, ideólogo del complot; Raymundo Polanco Alegría, comandante del Escuadrón de Caza Ramfis y Nelton González Pomares. También los oficiales superiores Pedro Santiago Rodríguez Echavarría (Chaguito) y Federico Fernández Smester.
Como primera acción, bombadearon la artillería y la escuadra de tanqueros de la Base Aérea de San Isidro. También actuaron contra otras instalaciones militares así como las fortalezas de Mao y Puerto Plata.
Con esta ofensiva los militares insurrectos consiguen que los afectos al régimen anterior desistieron de servir como plataforma a los hermanos de Trujillo, Negro y Petán, quienes salieron del país el mismo día del ataque, 19 de noviembre de 1961, en una avión de Pan American con destino a Fort Lauderdale, Florida.
Ramfis, designado por el presidente Balaguer como jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, dos días después de la muerte de su padre, Rafael Leonidas Trujillo, había renunciado el 14 de noviembre de 1961 y se marchó del país hacia Europa, cuatro días después, el 18 de noviembre de 1961.
Ese día por la noche se habían reunido en la Base de San Isidro, Petán Trujillo, el jefe de la Fuerza Aérea, Tunti Sánchez, y los jefes regionales del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y Alicinio Peña Rivera.
De acuerdo a los periódicos de la época, El Caribe y La Nación, en el encuentro planearon matar a los políticos y antitrujillistas del Cibao. El plan fue llamado Operación Luz Verde o la Matanza de San Bartolomé cuyo objetivo era asesinatos en serie, incluyendo los de Viriato Fiallo y Joaquín Balaguer.
Rebelión de los pilotos
El movimiento militar fue ideado por el teniente coronel Manuel Durán Guzmán, quien tras la muerte de Trujillo se propuso desterrar las raíces de ese régimen. Convenció al general Rodríguez Echavarría para que encabezara la conspiración, aprovechando el prestigio que tenía este militar.
El plan su ejecutó con éxito el 19 de noviembre de 1961, provocando la salida del país de Negro y Petán Trujillo,
Respaldo a Balaguer
El presidente Balaguer, además del apoyo del Gobierno de Estados Unidos, recibió el respaldo de los partidos de la oposición Unión Cívica Nacional (UCN), Revolucionario Dominicano (PRD) y de la agrupación patriótica 14 de Junio (1J4), entre otros.
En un comunicado conjunto emitido el 20 de noviembre de 1961, indican que las medidas adoptadas por el Gobierno “contribuirán a crear el clima de libertad y democracia, justa aspiración del pueblo dominicano.
Este conflicto pudo en medio de la Guerra Fría, haber desembocado en una invasión estadounidense.
