Opinión Carta de los Lectores

Haití y dominicana

Haití y dominicana

La crisis haitiana no es de factura dominicana. Las soluciones a la virtual guerra civil la tienen que aportar las super potencias. Fueron las ejecutorias fallidas de esos países que hicieron anclar a los problemas que sacuden a esa sociedad.

Haití en muy contados espacios ha visto florecer la democracia. De la dictadura de los Duvalier cayó a los golpes de Estado militares, a los gobiernos civiles de fuerza, al desconocimiento del florecer de la democracia.

Esos movimientos fueron prohijados por los Estados Unidos, temerosos de que surgiera allí un gobierno democrático, respetuoso de los derechos humanos. Inclusive la intervención militar de los cascos azules de las Naciones Unidas mantuvo ángulos de opresión.

Fueron las fuerzas de la ONU que desmantelaron al ejército y a la policía haitiana y dejaron sin trabajo a soldados que salieron a buscar fortuna, y terminaron engrosando las pandillas.

Desde cualquier ángulo que se busque, la lucha intestina de hoy es propia de un país que vive en la barbarie, con muy pocos espacios de libertad, y donde los dictadores, civiles y militares, siempre fueron prohijados por las grandes potencia.

Llama la atención ahora el discurso pronunciado en la Organización de Estados Americanos por Jean Michel Moise, ministro de Defensa, y quien en un lenguaje inaceptable considera que la República Dominicana forma parte de las acciones que han llevado a Haití al borde del abismo.

Miente este ministro de Defensa sin tropas, cuando considera que en la República Dominicana se práctica el racismo contra los haitianos, y comete un pecado capital cuando calla sobre la gran cantidad de indocumentados en el territorio nacional.

Las provocaciones generadas por los haitianos, llevó al represamiento del río Masacre, hecho en el cual el país mantuvo la serenidad y evitó por todos los medios posibles que se diera un enfrentamiento militar.
Es esa OEA, que sirve de tribuna a las calumnias contra el país, que guardó un silencio cómplice cuando se inició la crisis con el Masacre, y nunca se pronunció contra ese atropello.

Salvo quizás casos muy aislados, la República Dominicana es solidaria con los haitianos, pero hace valer su derecho, apegado a los cánones internacionales, de proceder a deportar a los indocumentados.
Nadie le puede pedir a la República Dominicana que sea más solidaria.

Por: Manuel Hernández Villeta

El Nacional

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