Editorial

Honorable magistrado

Honorable magistrado

La renuncia de jueces de diferentes instancias y jurisdicciones, atribuida a bajos salarios, es motivo de preocupación de abogados e instituciones de la sociedad civil que creen afecta de manera negativa las estructuras del Poder Judicial.

Sin que se precise el número de magistrados que ha dimitido por esa causa, resulta válida la advertencia de que el servicio judicial se enajena de la experiencia de profesionales que han acumulado valiosa experiencia y que poseen dilatado entrenamiento en áreas especializadas del derecho y de administración de justicia.

Se sabe que un juez debe dedicarse exclusivamente al ejercicio de ese delicado quehacer, solo compatible con la docencia o la investigación académica, lo que dificulta compensar ingresos con otras actividades lícitas, por lo que es menester que perciban un salario digno.

Aun así, resulta un tanto exagerada la advertencia de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus), de que los bajos ingresos que percibe la mayoría de los jueces pone en peligro importantes reformas del sistema judicial, porque eso sería admitir que el problema se resuelve con dinero y nada más.

El presidente de la Suprema Corte de Justicia, doctor Mariano Germán, reconoce que son bajos los salarios de esos servidores, pero considera que a pesar de esa situación los jueces están compelidos a impartir docencia con eficiencia y apego al derecho.

Al Poder Ejecutivo corresponde identificar las fuentes que sustenten un incremento salarial para jueces y demás servidores del sistema judicial, como tendrá que hacerlo en favor de todos los empleados de la administración pública, pero no es saludable justificar deficiencia, imprudencia, temeridad o venalidad con el argumento de que se percibe un salario bajo.

Un juez que dimita o renuncie para dedicar su tiempo y talento a otras actividades de mayor remuneración económica es mil veces más responsable que otro que decida violentar la deontología jurídica para suplir deficiencia salarial, porque el oficio de impartir justicia tiene una elevada dosis de vocación o sacerdocio.

Ojalá que fuera posible que mañana mismo se anuncie un aumento general de salario para jueces de todo el sistema judicial, pero nunca debería olvidarse que un juez es un juez, cuyas decisiones son vinculantes con su conciencia, mas no con sus bolsillos.

El Nacional

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