El trigo, que representa uno de los rubros principales o esenciales para la supervivencia de la humanidad escasea y encarece a causa de la guerra entre Rusia y Ucrania y también por una ola de calor que afecta plantaciones en la India, segundo productor mundial de ese cereal.
La crisis en la producción de trigo es de tal magnitud que el gobierno indio dispuso la suspensión inmediata de las exportaciones de ese producto, lo que supone un problema mayor para Marruecos, Túnez, Indonesia, Filipinas, Tailandia, Vietnam, Turquía, Argelia y Líbano.
Se desplomaron también las exportaciones de trigo en la zona del Mar Negro, una de las regiones de mayor producción de ese producto, y de maíz, escenario hoy del conflicto bélico entre Moscú y Kiev, lo que provocó precios records en ambos productos.
Maíz, trigo, soya y petróleo experimentan hoy alzas de precios que representan elevados riesgos de convulsiones económicas y sociales para naciones netamente consumidoras, como República Dominicana, que bregan por mantenerse sobre el carril del crecimiento.
Alta inflación, impulsada por el conflicto ruso-ucraniano, representa un gran reto para economías desarrolladas como las de Estados Unidos, Europa y Canadá, al punto que en muchas latitudes ya se habla de posible estanflación (elevada inflación asociada al crecimiento negativo).
El escudo que puede guarecer a la economía dominicana ante el impacto de un entorno externo hostil y difuso, estaría compuesto por el turismo, remesas, exportaciones, inversión extranjera directa y zonas francas, generadores de las divisas imprescindibles para mantener estabilidad cambiaria.
Aun cuando fuera posible mantener bajo control el déficit de cuenta corriente de la Balanza de Pagos (relación entre salida e ingresos de divisas), para afrontar el temporal se requiere impulsar la producción agropecuaria y proteger a la agroindustria local.