Al llamar al primer ministro canadiense Justin Trudeau para conversar sobre la crisis haitiana es obvio que el presidente Luis Abinader quiere saber en detalles los planes de la nación con respecto a la vecina República.
Trudeau ha anunciado un programa de asistencia a Haití, que incluye equipos bélicos y entrenamiento de la Policía, así como recursos para la instalación en la frontera de una suerte de campo de refugiados para mujeres y niños repatriados desde este país.
Al no tener participación en los proyectos lo más lógico es que el gobernante dominicano, quien en todos los foros internacionales ha llamado la atención sobre la crisis haitiana, muestre interés en los proyectos canadienses.
Trudeau celebró hace unos días una cumbre con el presidente estadounidense Joe Biden en la que se abordaron programas de asistencia unilaterales, pero no se abordó el despliegue de tropas solicitado por Haití para controlar las pandillas.
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La ONU también favorece la intervención para devolver la paz y la seguridad a la convulsa nación. Tiene mucho sentido que Abinader se interese en los planes de las potencias para abordar la crisis haitiana.