El primer ministro de Haití, Garry Conille, ha vuelto a emprender otro peregrinaje en procura de auxilio para lidiar con las pandillas, las cuales hace solo unos días que ultimaron a más de 100 personas en otro de sus sangrientos ataques.
Estados Unidos y Canadá reconocen que sin más tropas y recursos económicos y logísticos será muy difícil restablecer la seguridad en el país, pero antes que proporcionar los fondos a que se han comprometido han optado por llamar a la comunidad internacional para que haga sus aportes.
Mientras el país ha sido suelto en banda por las potencias el primer ministro Garry Conille viajó a Kenia para discutir la llegada de otros 600 soldados adicionales a los 400 que desplegó y para Emiratos Arabes Unidos en procura de asistencia en tecnología.
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La violencia de las pandillas indica que la seguridad y la gobernabilidad en Haití están todavía muy lejos de alcanzarse. Y más aún con los brotes de corrupción que se han denunciado en el propio Gobierno.
La comunidad internacional rehusa su compromiso con Haití, tal vez esperando que el Gobierno dominicano permita la instalación en su territorio de un centro de refugiados o flexibilice su política migratoria.