Más que ignorancia o pasión en el prolongado debate sobre la reforma del Código Penal intervienen, como es obvio, muchos otros factores. Intereses de todo tipo, por ejemplo.
El vicepresidente de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus), Servio Tulio Castaños Guzmán, resaltó que en cuanto al incremento de las penas ha prevalecido lo que definió como populismo punitivo.
Aquí se tiene por experiencia que ese incremento de las penas a que han recurrido los legisladores no previene crímenes y delitos. Sobre la penalización del aborto los legisladores no han reparado en el principio de necesidad.
Antes que intereses particulares o conveniencia personal el legislador ha debido asesorarse con verdaderos especialistas para decidir sobre una reforma que privilegie la racionalidad y la colectividad, pero que también represente un paso de avance.
