La preocupación de las autoridades sobre las malas prácticas en los servicios médicos ha asomado con la determinación de enfrentar el denominado intrusismo en el turismo de salud.
Los muchos centros y supuestos especialistas que operan sin regulación alguna constituyen un desafío para garantizar un servicio de salud confiable y bajo estrictas normas sanitarias.
Convertido en uno de los principales destinos de la región en turismo de salud es obvio que se tiene que garantizar la mejor práctica profesional para salvar la buena imagen del país.
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Al advertir sobre las consecuencias de lo que definió de intrusismo, el ministro de Salud Pública, Daniel Rivera, anunció que se trabaja en un plan maestro para regular el ejercicio profesional.
Consciente de las amenazas que representa la práctica no regulada es imperdonable que las autoridades no actúen con el rigor que el caso amerita.
En lo que se elabora el plan se tiene que evitar que personas no calificadas ejerzan la medicina tanto en los centros turísticos como en cualquier otra parte. No solo la imagen del país es la que está en juego, sino la vida de pacientes incautos.
