Reportajes

Johnson se impuso al tradicional poder militar en la crisis de RD de 1965

Johnson se impuso al tradicional poder militar en la crisis de RD de 1965

Los políticos de Washington, finalmente, determinaron el alcance y la naturaleza de las actividades militares en los niveles operacional y táctico.

(2-5)

La intervención de Estados Unidos en la crisis de República Dominicana en 1965 representó una aplicación exitosa del poder político y la diplomacia, por encima de las necesidades militares.

El entonces presidente estadounidense Lyndon B. Johnson ensayó en Santo Domingo la teoría de guerra limitada, lo que socavó las relaciones entre civiles de Washington y militares del Pentágono.

Esta táctica determinó que los políticos de la Casa Blanca decidieran la naturaleza, el alcance y los límites aceptables de las operaciones militares en el escenario de la capital dominicana, tradicionalmente una decisión que era dejada a la discreción del comandante militar que actuaba en el teatro de los hechos.

Posteriormente, esa controversia se convirtió en una causa célebre en la guerra de Vietnam, conflicto que eclipsó la contienda que se desarrollaba en Santo Domingo.

El objetivo de Johnson era mantener la paz entre las facciones wessinistas y constitucionalistas hasta que los diplomáticos pudieran concertar una solución política.

Los militares norteamericano, tanto de la línea de mando como abajo, nunca entendieron completamente por qué no se pudo haber logrado una solución militar a la crisis del 65. Algunos resentidos por la avalancha de las restricciones por motivos políticos tuvieron que aceptar apaciblemente lo que antes estaba reservado a lo militar.

Después de todo, eran profesionales con una misión que cumplir. En ultima instancia, los infantes de marina y los paracaidistas hicieron las adaptaciones necesarias a la realidad.

La imposición del presidente Johnson y del secretario de Defensa estadounidense, Robert McNamara, de la emisión de órdenes directamente al comandante en Santo Domingo violaron los principios básicos de la doctrina militar norteamericana, que era transmitir a través de la cadena de mando, de los jefes militares del Pentágono.

Johnson se basó más a menudo en los consejos de McNamara que del asesoramiento militar.

Muy poca veces los jefes militares presentaron su asesoramiento en el caso dominicano al presidente Johnson.
Esta situación se puso en evidencia en la primera semana el estallido de lo que históricamente se conoce como la Revolución de Abril.

El Presidente se reunió por primera vez con el general Earle Wheeler, jefe de Estado Mayor Conjunto, de Estados Unidos, el 29 de abril de 1965, o sea cinco días después de haber comenzado la insurrección y el día siguiente de que el primer contigente de tropas de EE.UU. había desembarcado en el país.

Durante los primeros días de la crisis dominicana, la coordinación político-militar sufrió varias averías que agravaron la confusión y la incertidumbre asociada a la operación en su primera fase y que, en un caso, llegó a especularse que los funcionarios estadounidense trabajaban con propósitos no muy claro.

Los primeros problemas surgieron entre el 30 y 3 de mayo, en tiempo en que una mejor coordinación político-militar por parte de los funcionarios norteamericanos pudo haber disminuido la confusión y la incertidumbre.
Durante ese lapso se generó la mayor controversia y discrepancia entre los jefes militares del Pentágono y los funcionarios políticos.

El criterio de los funcionarios de la Casa Blanca era que las operaciones en Santo Domingo, encajaban más en el concepto de estabilidad y que era una situación más política que militar.

Los políticos de Washington, finalmente, determinaron el alcance y la naturaleza de las actividades militares en los niveles operacional y táctico.

Los asuntos polémicos en torno a la gestión política de las operaciones militares que se harían en Santo Domingo resaltaron luego del 25 de abril de 1965, porque Johnson y sus asesores no pensaron que el recurso de la fuerza militar en la crisis iba ser necesario.

Fuente: Abril: Los 5 días decisivos. Autor Héctor Minaya

Los militares nunca entendieron doctrina de Johnson.