Despedir a un ser querido siempre será un reto difícil especialmente cuando su paso terrenal sembró sentimientos y legados inmortales.

Jorge Edmundo Taveras Andújar, un gran maestro de la música y la inspiración, de nuestra Moca del alma, a quien Dios dotó del talento y el don de vivir y triunfar con lo que lo apasionaba, la música, en ese maridaje exquisito entre la inspiración y el teclado cómplice de un piano.

Heredamos nuestra admiración y afectos a este grandioso ser humano gracias a nuestro padre Juan Aristides Taveras Guzmán a quien le tocó el privilegio de compartir y crecer muy de cerca a el y su familia ya que tuvo la oportunidad de pertenecer al prestante buffet de abogados de su padre Miguel Taveras Rodríguez, en Taveras & Taveras, junto con su tío, Luis Taveras Rodríguez, a quienes siempre les rindió eterno agradecimiento, amor y respeto.

Nos contaba que Jorge inició sus estudios de música desde niño con apenas seis años en la Escuela Elemental de Música, pasando luego al Conservatorio Nacional de la capital y posteriormente en el Conservatorio de Música de Puerto Rico.

Este orgullo nuestro, arreglista, director y compositor que puso en alto nuestra bandera en festivales internacionales como el OTI, Festival de Onda Nueva, entre otros, también fue galardonado en el país con premio El Dorado, y luego en 1987 se le otorgó el Soberano, que es el máximo galardón que entrega la Asociación de Cronistas de Arte de la República Dominicana de los premios Casandra, ahora premios Soberano, que se celebran anualmente para reconocer el talento nacional.

Fue por muchos años director musical de los programas de televisión; Nosotros a las ocho, El show del mediodía, El gordo de la semana, De noche y Punto final, y en su propio programa de televisión; Fantástico, que era un espacio de variedades donde nuestro protagonista nos mostraba sus diferentes facetas de presentador, intérprete y director musical. Honor a quien honor merece, y este gran talento dominicano, a quien nos unen lazos familiares y fraternos, ya que como todo Taveras, llevamos la música y el arte en nuestras venas, rasgo común que nos enorgullece y disfrutamos, cada vez que una nota musical enciende nuestra inspiración.

Les comparto una estrofa de un poema que escribimos y le hicimos llegar al maestro Jorge Taveras, a raíz de el llevarle a mi padre la vieja guitarra que pertinencia a su papá y él quería que mi padre la conservara.

“A pesar de que tu vida se ha ido, que tu presencia física son solo cenizas, aquí a tu amiga y confidente conservo, aquella vieja guitarra que aún sigue viva.” –Tu guitarra-