La partida de José Rafael Lantigua marca profundamente a la cultura dominicana. Nos deja uno de los principales gestores culturales y literarios de todos los tiempos.
Ensayista, poeta y periodista cultural, Lantigua fue licenciado en Ciencias de la Educación, mención Letras, cum laude, por la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña. Antes de integrarse al tren administrativo del sector público, se desempeñó como director de Comunicaciones y Mercadeo de uno de los principales grupos financieros del país, donde concibió campañas publicitarias de alta responsabilidad social, algunas aún vigentes y perfeccionadas.
Hombre de voz pausada, trabajador metódico y disciplinado, coherente en lo social y lo político, servidor público incuestionable, deja aportes sin precedentes que continúan beneficiando a miles de dominicanos. Una persona de trato fino. Baste un detalle: No era persona de buscar apariciones y titulares. Su actitud se resume en dos conceptos: bajo perfil y trabajo coherente.
Fue el creador de la creación de la Feria Internacional del Libro (1997): dedicada a Julia Álvarez y Luis Rafael Sánchez, honró el centenario de la muerte de Salomé Ureña e invitó a 40 editoras de varios países y a Eduardo Galeano. Hasta entonces solo existía la Feria Nacional del Libro (1970). Muchos dudaron de su éxito, pero Lantigua logró respaldo gubernamental y sentó las bases de una feria literaria internacional que hoy es referente.
Su obra literaria: Aunque aún no valorada en toda su dimensión, incluye el ensayo breve Buscando tiempo para leer y Los 10 derechos del lector, de lectura amena y profunda reflexión sobre la falta de hábito lector en la juventud actual.
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Su producción abarca, además: Poesía: Ensayo: Antología. Especial mención merece la colección en siete tomos Ecos y Resonancias: 20 años de crítica literaria (1983–2003), publicada en El Nuevo Diario, Última Hora y Listín Diario, con más de 3,000 páginas y 1,800 crónicas sobre 800 autores. Este suplemento democratizó la crítica literaria, dando espacio a nuevas voces. Su columna sabatina en Diario Libre fue su último aporte, un oasis de información y reflexión literaria.
Fue factor que contribuyó a la promulgación y vigencia de la Ley Nacional de Cine 108-10. Exhibió una notable coherencia política. Lantigua fue ejemplo de su integridad; fue a la entrega del Premio Anual de Novela (2009) a Aida Trujillo Ricart (EPD) por A la sombra de mi abuelo, pese a presiones para que se cancelara el galardón. Aida, fallecida el pasado 8 de junio en Madrid, vivió pobre y enferma, tras renunciar a la herencia de su abuelo por considerarla manchada de sangre.