Aunque no me seducen especialmente los términos que usa, comparto la teoría de José Antonio Marina cuando dice que la “maldad” representa un fracaso de la inteligencia humana, y que la bondad es su mayor creación.
Culpar a los individuos de los males del mundo implica una aceptación de las tesis liberales. O sea, supone descontextualizar de las injusticias presentándolas como la suma de “pequeños egoísmos particulares”, y nos aleja de una necesaria lectura crítica del modelo vigente, y por tanto de plantear la reforma de las injustísimas reglas del juego existentes.
O sea que apuesto también por la politización de los mensajes y la reivindicación de cambios profundos en el modelo económico y político.
Al llegar las navidades, tradicionalmente los dominicanos nos “volvemos locos”, más cuando desde el Gobierno se anuncia la circulación de más de 50 mil millones de pesos, olvidando que pasada la resaca de las festividades retornar los doce meses de precariedades.
La gente deberían de cuestionarse sobre la necesidad de acceder al modelo de consumo actual: irracional, superfluo e innecesario.
Ver como este modelo de consumo responde a una lógica capitalista, a un sistema que necesita producir mercancías masivamente y a alguien que las compre, nosotros.
A través de la propaganda se nos generan una serie de necesidades artificiales, se produce basándose en la obsolescencia planificada (los productos se estropean rápidamente), para que tengas que comprar otros nuevos en poco tiempo. Es necesario explicar a quién beneficia el modelo de consumo actual.
No se trata de ser “ más solidarios”, “más responsables”, en Navidad, sino integrar una perspectiva de consumo crítico en nuestra vida cotidiana, y cuestionar un sistema profundamente injusto, depredador, insolidario y frente al mismo organizarse, plantear alternativas y salir a la calle pensando en los meses por venir.
José Antonio Torres
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