¿Qué Pasa?

La lucha y persistencia de la madre de una atleta especial

La lucha y persistencia de la madre de una atleta especial

Rosmery de la Rosa, junto a sus hijas Sonali Elizabeth y Charismel, en una imagen en la que compartían sonrientes.

A pesar de su discapacidad intelectual, la joven Charismel de la Rosa es una exitosa atleta que ha ganado medallas en China, Austria, Los Ángeles y Berlín.

Pero detrás de esos logros está su madre Rosmery, quien ha dejado la piel en las calles, las guaguas, los carros y las aceras, hasta deteriorar su salud, para darle a su hija metas y motivaciones para seguir adelante en medio de su condición.

Rosmery de la Rosa tiene voz alegre, y al escucharla convence del orgullo que siente con los logros de su hija ya adulta, con la que ha recorrido un duro camino de amor y persistencia.

Su hija mayor se llama Sonali Elizabeth y ya está casada –cuenta Rosmery- luego de ella nació Charismel, que ya cumplió 30 años y cuyo problema al nacer es que su cerebro no se desarrolló, tuvo convulsiones a los dos meses, los médicos a los que acudió le dijeron que no tenía nada, pero la pequeña siguió convulsionando.

Tiempo después, la llevó a consultar con un neurólogo que le diagnosticó que no tenía espacio para que se le desarrollara el cerebro y que si hubiera tenido un diagnóstico acertado a tiempo, hubiera podido operarla.

La lucha y persistencia de la madre de una atleta especial
Charismel, triunfante en una competencia.

También te podría interesar: Madre pide ayuda para hijo que sufre de hidrocefalia

Luego de sufrir al saber la realidad de lo que tenía su hija, con apenas unos 6 años de edad la inscribió en una escuela para niños especiales, ubicada en el sector Los Mina.

La llevaba a la escuela día por día para luego irse a su trabajo y recogerla a la salida, por un tiempo no podía llevarla y pagaba un transporte para que fuera segura, en medio del sacrificio económico que eso implicaba.

“Allí duró 15 años y no aprendió. Ya tenía 20 años. En la escuela había un profesor que formó un grupo que llevaba al Olímpico y ella comenzó a entrenar en campo y pista. Fueron tiempos difíciles, porque estaba sola con mis hijas, pero me sentía bien, porque a ella le gustaba el deporte y me dediqué a llevarla, pues no tiene la capacidad de irse sola. Reconoce las cosas, las personas, pero no las ubicaciones”, cuenta.

Charismel se dio buena en esta área y fue así como al pasar del tiempo la fueron seleccionando para competir en China, Shanghai; en Los Ángeles, Austria, lugares donde obtuvo varias medallas en cada uno, compitiendo en campo y pista, lanzamiento de pelota, salto con impulso y otros. Ahora fue seleccionada para competir el 12 de junio en Berlin, en 400 metros en relevo, 100 metros planos y en salto con impulso.

Persistencia sin ayuda

“Los atletas especiales no reciben ayuda”, reclama esta esforzada madre, recalcando lo difícil en lo económico que es alimentar adecuadamente, medicar y dar proteínas y vitaminas a su hija.

Para viajar con sus atletas especiales y participar en las sonadas y prestigiosas olimpiadas, donde representan el país, estos jóvenes, con diferentes discapacidades, solo reciben el pago de sus gastos.

Los padres, para acompañarlos, aún cuando la lógica impone que alguien tiene que ir con ellos, deben buscar sus pasajes, para lo que se ven obligados a buscar ayudas que casi nunca reciben, tomar prestado y hacer los líos menos imaginados.

“El viaje a Berlín, creo que será el último que haremos, por la falta de ayuda económica. Solicité ayuda a políticos, instituciones bancarias, y solo el Voluntariado Banreservas me apoyó, donándome el pasaje”, dijo agradecida.

Luchen por sus hijos

Rosmery, con su sobrada experiencia recomienda a los padres con hijos en condiciones especiales, que luchen por sus hijos y traten de lograr objetivos, pues ellos aún teniendo discapacidades, pueden desarrollar destrezas además de hacer una vida social con otras personas, lo que evita que se pongan agresivos.