No vacilo en afirmar que el Gobierno actual es el peor piloto que conduce “la nave de febrero”. Esta grave acusación la hacemos por lo propenso que es a mermar la integridad nacional.
Solo por estética promueve actos cargados de puro tramoyismo para tratar de confundirnos con poses patrioteras en la frontera, con simuladas repatriaciones, tolerancia de millones de haitianos, con 80 mil nacimientos por año provenientes de un vientre posicionado adrede, y para confirmar el aserto propició un Pacto de (ficción) Nación con un incierto contenido, y no parece infundado pues da como válido el indeseado plan de regularización para servir de base a la falsificación de documentos de nacionalidad.
Hoy que se cumplen 180 años de la gesta de independencia, con bajas y pocas demostraciones de entusiasmo, celebramos la efeméride que recuerda el magno suceso y, sin embargo, el pueblo no luce agradecido, y ese colosal esfuerzo es visto con indiferencia por la gran mayoría de los ciudadanos. Pero lo peor de todo esto es que quienes llevan el timón obran llevando el desaliento a los ánimos de los que anhelan una República Dominicana figurando honrosamente como nación independiente.
Decisiones perjudiciales como gérmenes nocivos son tomadas obedeciendo a la urdimbre de instalar la indeseable nación haitiana en nuestro territorio, y para ello sacrifican a su provecho personal, o de su partido, el provecho del pueblo.
El país anda dirigido sin unidad de ideales, y tiene la fatalidad de ser conducido por gente empeñada en hacer naufragar nuestra soberanía territorial ——ya entregó la soberanía económica—— por el deseo de permanecer en los profanados salones del Palacio Nacional.
Qué sentimos?: un ambiente de amargura y pesar, y se siente además que fue en vano nuestra independencia para liberarnos de los haitianos, y que no entiende aún cierto grupo de funcionarios que reniegan de la conciencia de la nacionalidad. ¡¡Apena ver un pueblo tan valiente con el machete y el fusil, pero tan dócil con el voto!!