Desde la promesa de las 32 inoperantes gobernaciones femeninas, quedó claro que las mujeres políticas correrían la suerte de siempre y que, la promesa de los grandes cambios, no tocaría, una vez más, a las dominicanas. En realidad, los puestos de gobernadoras a lo largo y ancho del país, fue el anzuelo para la picada.
Al momento de escribir esto, el presidente electo, ha elegido ya –siempre vía Twitter- dieciocho ministerios, de los cuales, solo dos son ocupados por mujeres, el de la Juventud y el de la Mujer. Y aunque nombrara los cuatro que faltan, Ministerios de Agricultura, de Cultura, de Educación Superior Ciencia y Tecnología, así como el de Medioambiente, con mujeres al frente, estaríamos frente a una acción que traiciona a la Constitución dominicana, como a las mujeres.
El los Derechos Fundamentales, la Constitución especifica en su artículo 39 el Derecho a la igualdad, recordando que todas las personas en este país, nacemos libres e iguales ante la ley, recibiendo la misma protección y trato de las instituciones, autoridades y demás personas y gozando de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de género, color, edad, discapacidad, nacionalidad, vínculos familiares, lengua, religión, opinión política o filosófica, condición social o personal.
En consecuencia, dice el artículo 39, en su tercer acápite: “El Estado debe promover las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad sea real y efectiva y adoptará medidas para prevenir y combatir la discriminación, la marginalidad, la vulnerabilidad y la exclusión”.
En la presente campaña y transición del nuevo gobierno, este deber, que no es una promesa, queda incumplido. Con lo que seguimos con la misma estructura montada y preservada, de los partidos antecesores, PLD, PRD y PRSC, como si aquí no se hubieran cambiado las leyes y como si el país no fuera compromisario de mejorar los derechos para la igualdad.
Felicitamos a las nuevas ministras, de Juventud y de la Mujer, porque, sin conocerlas, sabemos que se puede esperar un buen trabajo de ellas, pero lamentamos a tantas mujeres del propio partido ganador, que también con grandes talentos, seriedad y honradez, hayan tenido que ceder sus posibles puestos al grupo masculino, como lo indica la buena regla patriarcal en la que nos quedamos.
Por eso decía, cambiar, esta vez, no es menos fácil que otras. Vamos a necesitar muchas Pandemias más para reducir el sistema de “compromisos clientelares”, resitentes por la soberbia, arrogancia, autosuficiencia, engreimiento del cruel machismo de nuestro patriarcado.
Lo peor no ha llegado, ahora, faltan los reclamos.
Por: Susi Pola
susipola@gmail.com