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Legitimación social de la educación virtual

Legitimación social de la educación virtual

La virtualidad tuvo que hacer frente a la resistencia natural de los docentes al cambio del modelo educativo que afectó su capital de trabajo.

Por: Ángel Hernández

A raíz de la pandemia del coronavirus, las Instituciones de Educación Superior (IES ) tuvieron que replantearse el enfoque de su modelo educativo, pasando de la pura presencialidad a la virtualidad. Es un cambio notable que sin dudas afectó la cultura institucional y la visión sobre la calidad de la educación superior. Para muchos, educación a distancia virtual era similar a educación de calidad cuestionable.

Hoy, pasada la pandemia o al menos algunos de sus efectos, la educación a distancia virtual ha resultado legitimada socialmente. Al tener las instituciones más tradicionales, íconos de la presencialidad, que incursionar en la virtualidad y adoptar su modelo a las exigencias de la educación no presencial, la visión que tenían sobre las limitaciones de este modelo, ha tenido que cambiar positiva y bruscamente.

Pasar a la virtualidad supuso para las IES convencionales hacer cambios fundamentales en su modelo educativo y transitar rápidamente a modelos más o menos flexibles acordes a la disponibilidad tecnológica y a las capacidades internas institucionales para organizar, en tiempo record, todos los procesos propios de la educación virtual, incluyendo cursos digitales más o menos completos y complejos.

También, hacer frente a la resistencia natural de los docentes al cambio del modelo educativo que en definitiva afectó directamente su capital de trabajo o la forma de conducir el proceso de aprendizaje.

La flexibilidad curricular no supuso, en ningún caso, bajar los requisitos de los cursos, sino la adopción de modelos de interacción entre docentes y estudiantes diferentes mediados por la tecnología. De mucha ayuda resultó la disponibilidad Meet, Zoon, Microsoft Team que permitieron un proceso de aprendizaje basado en la “distribución presencial de contenidos”.

Sin estar presentes en el aula, docentes y alumnos podían interactuar, mantener un diálogo sincrónico enriquecedor en torno al contenido del currículo. Además, las grabaciones de los cursos permitieron que los alumnos que no estuviesen presentes en la reunión por Meet u otra plataforma, pudieran seguir el curso de modo asincrónico sin mayores dificultades.

Otras tecnologías de la comunicación social se incorporaron masivamente en el proceso de aprendizaje, sobre todo el chat y WhatsApp, que permitieron procesos de interacción más dinámicos y reducir así la sensación de aislamiento propio de la educación a distancia.

La educación universitaria paso de un aula tradicional donde el docente expositor asume el papel principal, a un aula social donde todos son parte activa de un grupo distribuido en diferentes zonas geográficas y diversos contextos sociales, con capacidades tecnológicas diferenciadas.

Con la incorporación masiva de estas tecnologías, la capacitación de los docentes en su uso y para conducir el nuevo modelo educativo, y la organización del proceso de aprendizaje en aulas virtuales, la cultura organizacional de las IES cambió sustancialmente, dando lugar a instituciones más resilientes, más propensas al cambio tecnológico y social.

Las IES postcovid tienen como característica principal su capacidad de cambiar, de asumir con mayor facilidad las transformaciones científicas y tecnológicas propias del mundo en que vivimos basado en conocimientos que evolucionan muy rápido.

Lo que era difícil de pensar hace dos años hoy es una realidad: La educación virtual fue asumida por todos y legitimada socialmente. Este rápido y profundo cambio de paradigma no es usual en el mundo universitario, pero en lo adelante la universidad será más proclive a asumir con rapidez los nuevos cambios científicos y tecnológicos.

De la universidad centrada en sus fronteras, pasamos a una institución viva, parte integral de la sociedad, donde el proceso de aprender se produce en la sociedad misma con la participación de actores diversos unidos por la tecnología.

El autor es rector de la Universidad Abierta para Adultos (UAPA).

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