El presidente Danilo Medina no acostumbra a citar a los grandes historiadores y politólogos universalmente conocidos para justificar o no sus actuaciones políticas.

Nunca le he escuchado mencionar a Eric Hobsbawn y su visión sobre la destrucción mutua. Es extraño que acuda a Samuel Huntington, quien fue un gran conocedor de los problemas de los países del tercer mundo. ¿ O acaso alguien lo ha escuchado ponderar los trabajos de Alain Touraine y Giovanni Sartori sobre sus teorías de la democracia? Sin embargo, el presidente Medina ha demostrado en la práctica, ser un estratega exitoso, con un instinto agudo de lo que debe decirse y hacerse en un momento dado.

Yo estoy convencido de que lo que está en juego en el Partido de la Liberación Dominicana, no es quien será el candidato presidencial, que de seguro será el expresidente Fernández, lo realmente trascendente, es buscar la manera de salvar el danilismo, y para ésto se requiere con ”carácter obligatorio” revivir constitucionalmente a Danilo Medina y por el ende el danilismo, como expresión sustentadora de una élite, que jamás se perdonaría tener el poder en las manos y no liberar a su líder de esa atadura constitucional.

Habrá una reforma constitucional, pero no para reelegir al presidente Danilo, sino para prolongar su carrera política, tal y como sucedió en el pacto de las corbatas azules, donde Miguel Vargas le ”devolvió la vida” a Leonel Fernández. El presidente Medina tiene el carácter para no dejarse arrastrar a una reelección en los momentos actuales.

Sabe a ciencia cierta que tiene varios frentes: una sociedad que luce renuente, un PRM que le teme y un Leonel Fernández que tendrá 66 años en el 2020 y que ya no puede esperar, y finalmente, el peligro inminente de división de la obra maestra de don Juan Bosch: el PLD.

Los líderes del partido morado han demostrado en todas las ocasiones saber ponerse de acuerdo. Esta no será la excepción. Habrá un acuerdo entre Danilo Medina y Leonel Fernández. Se reformará la constitución con el mandato expreso de quitar el ”nunca jamás”.