Opinión Libre Pensar

Libros en las guerras

Libros en las guerras

Oscar López Reyes

En la década de 1960 se difundía el criterio de que la historia había que escribirla por lo menos 50 años después de su ocurrencia, para no lastimar a familiares de los involucrados en los aconteceres. Aterrorizaron los asesinatos de tres periodistas: Andrés Requena, Jesús de Galíndez y José Almoina, por editar en el extranjero libros denunciativos de la tiranía de Trujillo.

Hoy se editan libros con la sangre corriendo por cunetas, como la invasión rusa a Ucrania y el genocidio de Israel en Gaza. Retumban narrativas en el tufo de la pólvora, sin aguardar que la nave temporal borre evidencias y extinga a testigos.

El conocimiento de la historia evita tropiezos, como el jovencito que dijo que los padres de la patria son Juan, Pablo y Duarte, y el tutor que nunca contestó preguntas de su criatura.

¿Para qué sirve la historia?
1) Conocer los orígenes y la evolución de las sociedades, las instituciones, los grupos y las personas, a fin de ubicarse dónde estamos y cómo construir el futuro; 2) Aprender de los desaciertos de los ancestros, para no reproducirlos, y asimilar el dicho tradicional de que quien no conoce el pasado está obligado a repetirlo; 3) Extraer lecciones de los hechos relevantes ocurridos e implementar una interlocución entre el pretérito, el ahora y el mañana, con una visión crítica, en una perspectiva interpretativa; 4) Comprender por qué han cambiado las costumbres, las ideas, los valores morales y espirituales, y cómo readecuarlos a los escenarios emergentes, 5) Responder, apropiadamente, preguntas históricas y antropológicas en entornos familiares, académicos, laborales y mediáticos.

También, 6) Entender cómo han sido forjadas las naciones y los roles de los héroes y próceres, para proseguir sus esfuerzos titánicos por el engrandecimiento de la patria y el fortalecimiento del sentido de pertenencia; 7) Profundizar en el manejo de datos relevantes -partes militares, informes, mapas, imágenes, cartas y otros documentos- como fuentes históricas para la ilustración y la extracción de insumos lógicos para la enseñanza y la difusión colectiva, 8) Reconocer y registrar a los conglomerados humanos, sus identidades, las diversidades, los usos de los mecanismos de poder y penetrar en la forma de cómo lograr su crecimiento y desarrollo; 9) Ser útil para la toma de decisiones sociales y la creación de leyes y otras normas convivencia, y 10.- Formular hipótesis y teorías de la temporalidad contemporánea, el discurso y la representación socio-cultural, y la transmisión generacional en los procesos sociales, para ayudar a pensar y a crear conciencia histórica.

La historia ha de ser aprovechada para desarrollar, cual modelo de competencia, el pensamiento crítico y analítico, para desmontar los mitos de la tradicional historia estatal y su descontextualización con el presente y la vida cotidiana.