Hitler, Franco, Mao, Mussolini, Pétain, Churchill, Kenedy, Stalin, Trujillo como hombres poderosos del siglo pasado han mantuvieron vínculos complejos con sus médicos de los cuales han recibido directrices y prescripciones.
Han sido confidentes imprescindibles, únicos portadores de sus confidencias y testigos de sus debilidades.
Estas relaciones fueron estrechas y turbulentas al mismo tiempo.
¿Cómo viven ambos la tensión de la discrecionalidad; el celo del secreto profesional y las confidencias de Estado?
¿Dónde inicia la integridad ética, la ambición del profesional ante el compartir decisiones de mucho poder?
Tania Crasnianski abogada Francesa especialista en criminología nos presente al ensayo “LOCURA Y PODER”.
En donde, con excepción de Trujillo, relata la relación médico paciente, de las figuras biografiadas.
El dictador nuestro no figura aunque tiene una rica patografía, sobre todo en el campo urológico donde una estrechez uretral genero múltiples intervenciones de especialistas locales (Dr. Abel González) y extranjeros (Dr. Puistbirag de España),
Este ensayo analiza el trance que abate al médico cuando se ve presionado por otros colegas que quieren compartir su estrellato.
Por ejemplo, Kennedy uso siempre anfetaminas inyectables prescita por uno de sus médicos: el Dr. Jacobsen con el objetivo de aumentar su energía.
Jhon Fityerald era uno de 9 hijos de una familia acomodada (recuerden que su padre fue embajador de E.U. en Londres), enfermizo desde niño, diagnosticado con Enfermedad de Addison (quebranto de las glándulas suprarrenales que distorsiona la producción de glucocorticoides),
Varias veces operado de la espalda y con trastornos inmunes, lo que llevo a Boby ,su hermano, a decir: “a Jhon no lo puede picar ni un mosquito”…
Abuso del uso de analgésicos y cuentan sus biógrafos que era un mujeriego empedernido, y entre sus andanzas se cuenta una tórrida relación con Marilyn Monroe.
Cada personaje necesito la sombra de su medico, por ejemplo : Theodore Morell en el caso de Hitler; Lord Moran asistía a Winston Churchill; Bernard Benetrell en el caso de Philiphe Petain; Vicente Gil era la confianza Francisco Franco; George Zachairei medico de cabecera de Benito Musolini; Max Jacobson galeno de confianza de JFK, Vladimir Vinogradov medico de primera para Josif Stalin y Li Zhizui atendía a Mao Tse Tung o Mao Zedong.
Múltiples contradicciones enfrentaron estos profesionales con los departamentos de inteligencia a la hora de tomar decisiones delicadas, por ejemplo de tipo quirúrgico; segundas y terceras opiniones; grado de confianza política del paciente (en este caso el premier de la nación) respeto a su médico de confianza.
Por poderoso que sea un hombre, ante el drama de la salud, voy a terminar con una frase de Margarite de Youserñar en su libro las memorias de Adriano:” “Es difícil seguir siendo emperador en presencia de un médico, difícil es también, seguir conservando la propia cualidad humana. El ojo del médico no veía en mí, más que una masa de humores, triste amalgama de linfa y sangre”…