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Los malos

Los malos

Según una periodista, los filósofos del antihaitianismo dominicano han logrado convencer al Presidente Luis R. Abinader C. de algo que todavía ella misma no alcanza a precisar. Lo digo así porque ella no dice qué cosa es.

Lo revela con su acostumbrado estilo sibilino, y por lo menos sugiere ser cuidadosos para no caer en una trampa que los propios políticos haitianos podrían tenderle al país. Sí, porque, según dice, esos políticos no son nada tontos pese a ser quienes mantienen en la sima del fango a su propio país.

La periodista parece proveniente de las aulas de la ONU, donde se estudia una historia/leyenda decididamente fabulosa en la que Haití es el bueno, la RD es el malo y el resto del mundo es el feo. Yo conozco docenas de latinos y europeos que abrevaron en esa fuente.

Mas, según la periodista, tenemos que seguir tranquilitos y calladitos, como siempre, para que no se piense que somos el «mayor enemigo» de Haití, mientras recibimos 1.5 o 2 millones de vecinos, aunque es claro que el comején de la cobardía y de la mentira se está comiendo las columnas y vigas principales de nuestro hogar.

Uno de mis hijos hizo amistad con una española, Monset, que a la 3ra o 4ta salida le reclamó «¿cómo es posible que ustedes tengan haitianos esclavizados aquí, pasando penurias, enfermedades y hasta hambre?»; mi hijo le preguntó ¿en dónde están ellos?, «en los bateyes» -le contestó ella.  ¿Cómo y por qué vinieron a vivir aquí? ¿Pero están amarrados o tienen cadenas? ¿Podrían marcharse a su país libremente cuando quieran? ¿Podrían vivir allá  mejor que aquí?

¡Claro que no! ¡Pues trabajarían más y cobrarían menos. Entonces, amiga Monset, esto no es esclavitud ni mal trato. Esto es escoger «entre dos males el menor».

Valga lo anterior para destacar uno de los dramas más socorridos por los haitianos consistente en mentirle a los europeos y latinos buscando su simpatía.

Ahora, hoy, en este momento, lo que hacen es poner un haitiano de 20 o 22 años de edad a decir en las redes sociales que sus abuelos y bisabuelos les criaron contándoles que lo que hoy es RD siempre fue de Haití y que Trujillo los mató a todos para quitárselo. Pero ese es un expediente infantil y patético porque ¿dónde están las obras que simbolizan el credo, la cultura, la educación, la sanidad, la música, la civilización de Haití?

Sin embargo, en RD  se encuentran monumentos y ruinas por doquier que demuestran que Santo Domingo no vino de África sino de España, y eso no admite fantasías ni disparates enfermizos. Basta con visitar nuestra zona colonial para entender que si alguien puede reclamar propiedad esa es RD, y no lo hace.

Ojalá  que se diga quiénes son los filósofos  de qué fue convencido el Presidente.

Por: Manolo Nova

El Nacional

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