El zar ruso Vladimir Putin está de acuerdo con la tregua con Ucrania, pero necesita reunirse con Donald Trump, el promotor de la iniciativa, para afinar algunos detalles.
Su aclaración despeja las dudas que habían generado voceros del Kremlin al afirmar que la tregua la decidía Moscú.
Rechazar de manera tajante el arreglo era como echar jabón al sancocho. Ante las tensiones con China y el pánico en Wall Street frente a una posible recesión en Estados Unidos, el acuerdo representa un triunfo diplomático para Trump.
El presidente Volodímir Zelenski, aunque no tenía de otra, acogió la propuesta de Washington de cesar la guerra durante 30 días a cambio de recuperar la ayuda militar y ceder en la explotación de minerales.
A simple vista parece lo más sensato para Ucrania, pues sin el importante respaldo de Estados Unidos el panorama en la guerra con Rusia se torna gris.
La incógnita era la reacción de Putin, quien a pesar de las condiciones que espera acordar con Trump, favoreció el alto al fuego.
Lo que tiene que garantizarse ahora es que se cumpla, que es la tarea que deberá asumir Trump para evitar que se subestime su liderazgo.