Esta semana nos ha dejado un periodista que sembró una extensa trayectoria de buenas obras y grandes jornadas de mejoramiento de la comunicación, en una época en la cual tenía un alto precio ser periodista con criterio social y político propio.
Hay un tipo especial de personas que se distinguen por tener siempre una sonrisa en los labios y una actitud azul en su alma.
Hay un tipo especial de personas que no pasan nunca inadvertidas, porque tienen una forma de ser que buenamente seduce a quienes les resultan de su proximidad.
Hay un tipo especial de personas que se siguen recordando mucho tiempo después de haber sido conocidas.
Luis Minier Montero era una de esas personas, de la cual recuerdo:
1- Su actitud como periodista a profundidad, ético y disciplinado.
2- Lector incansable, siempre con un libro al lado, recorriendo sus páginas en los tiempos libres que permitían la exigencia laboral.
3- Su voz entonada y hermosa, que empleó sobre todo como locutor noticioso en Radio Cristal.
4- Su actitud gremial desde el Colegio Dominicano de Periodistas en la cual luchó junto a Juan Bolívar Díaz y muchos otros, por la profesionalización de la carrera.
5- Sus consejos experimentados y sabios sobre cómo mejorar la redacción de los contenidos periodísticos que hacíamos en su derredor en diversas redacciones.
6- Sus críticas sobre temas de interés nacional, en especial apuntando los aspectos subyacentes, los no obvios.
7- Su solidaridad para con sus colegas. Desprendido y responsable, ponía su espada por cualquiera de los que convivíamos en su entorno laboral.
8- Su equidistancia de partidos políticos e intereses particulares y empresariales.
Luis Minier Montero entregó sus talentos en Radio Cristal, los diarios Última Hora, El Sol, El Nuevo Diario y Hoy. Desde los años 70 fue formador de corresponsales y periodistas desde sus funciones como dirigente honorario del Colegio Dominicano de Periodistas.
Hoy lo despedimos para reencontrarlo en alguna de las vueltas que nos depara el camino. Ahora descansa en paz.