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Maafa, holocausto africano

Maafa, holocausto africano

Chiqui Vicioso

Coincidí con Maribel Núñez en la celebración del Gran Premio de la Bienal 29 de este año a la joven Aniova Prandy, con una obra llamada -The- sugar, o azúcar.

Íbamos cargadas de girasoles, los que colocamos en medio de cada uno de los catorce cojines de pana blanca, rellenos de azúcar prieta, sobre los cuales Aniova colocó los collares de hierro con que encadenaban a los y las africanas, simbolizando los catorce millones de humanos que fueron secuestrados de sus territorios para crear la riqueza con que se desarrollaron Europa y Estados Unidos.

MAAFA es una palaba en Swahili que significa desastre, gran tragedia, monstruoso holocausto de la trata esclavista, durante los siglos 16, 17 y 18, donde se despojo de su humanidad a catorce millones de africanos para su comercialización como bestias para la explotación minera, cultivo de algodón, café, tabaco y azúcar.
Colocados uno detrás de otro, los cojines rellenos de azúcar prieta, eran el asiento donde se colocaban los nuevos cetros, las simbólicas coronas de millones de muertos.

MAAFA se llama ahora el esfuerzo Panafricano que conmemorará los 500 años de sufrimiento de las personas de origen africano, y se llama la determinación de un grupo de hombres y mujeres dominicanos porque en este país se consolide la conmemoración de ese holocausto, en libros de texto, en días dedicados a la conmemoración de esa memoria, para que así como no hay un solo israelí que no sea sensibilizado y concientizado sobre el holocausto de los judíos durante el Nazismo, los negros y mulatos dominicanos conozcan, entiendan y asuman sus orígenes.

Dije: lloverá, y cayó un diluvio para limpiar tanta sangre, para indicarnos que las divinidades del agua: Ochun de las aguas dulces, la lluvia, los lagos, los ríos, las lagunas, los arroyos, y Yemanha, de todas las aguas, bendecían, y bautizaban la actividad.

Maribel inicio la ceremonia mostrando los grilletes que donamos como primer objeto para la futura Casa de África que se creará en el país el año próximo; Aniova explicó su obra; Nino Féliz leyó su poesía africanista, y yo mi poema a Haití.

Un grupo de músicos de Villa Mella con sus danzantes llenó el Museo de Arte Moderno de tambores y palos, de faldas amarillas al vuelo, de danzantes que bailaron todo alrededor de los cojines y geranios que cubrían el piso, y con nosotros.

Estábamos todos sobrecogidos porque ellos y ellas estaban ahí, con nosotros, como supe cuando al otro día, en un homenaje que le hicieron a Fidelio en Santiago, docenas de personas hicieron fila con geranios en las manos para compartir con un cimarrón de múltiples batallas, su energía y su fuerza.