El presidente Danilo Medina afirmó en Puerto Plata que el Gobierno tiene que hacer magia para mantener la estabilidad macroeconómica y que al Estado no le sobran recursos, por lo que advirtió que su gestión no está en capacidad de asumir más sacrificios, una expresión de franqueza que procura afrontar el torrente de reclamos de sectores que creen que del cielo ha bajado el maná.
Desde todos los litorales de la economía y la producción se pide al mandatario la concesión de exoneraciones, exenciones, créditos blandos, donaciones y muchas otras ventajas, sin entender líderes y dirigentes que en términos bíblicos, los tiempos son de vacas flacas.
Es el caso de la Junta Agro empresarial (JAD), uno de los más vigorosos gremios del sector agropecuario, cuyo representante pidió al mandatario que disponga incluir el consumo de combustibles como insumo en el listado de devolución de impuestos a los exportadores.
Al desestimar esa solicitud, el presidente Medina dijo que República Dominicana tiene una de las economías con mayores niveles de exenciones, mientras que su presión tributaria es apenas de un 14 por ciento, por lo que si se sigue otorgando ese tipo de privilegio fiscal, el Estado llegará un momento que no podrá clavar ni un clavo.
El monto de las exoneraciones, exenciones y reducción de tasas que otorga el Gobierno al sector productivo supera los 12 mil millones de pesos anuales, equivalentes a casi el cinco por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), aunque una buena parte de esos recursos va a parar a saco roto por falta de supervisión.
Gobierno, clase política, empresariado y sociedad civil tendrán que unificar voluntad y sacrificio para establecer un justo y transparente sistema impositivo que en vez de retranca ayude a impulsar la producción y productividad agrícola, pecuaria, agroindustrial, industrial, comercial y de servicio, sin que ningún sector pretenda cobijarse en ventajas espurias que alientan prácticas desleales de comercio.
Tiene razón el presidente Medina al sostener el criterio de que su gobierno carece de recursos para afrontar el cúmulo de urgencias y necesidades que demanda la población y el sector productivo, cuestión que se atribuye al elevado déficit fiscal heredado por su administración, pero también a desbordantes privilegios que se expresan a través de exoneraciones y exenciones.
Aunque confiesa que hace magia, el Presidente no es ni puede ser un mago, por lo que se requiere que todos los actores políticos, sociales y económicos ayuden al mandatario a guiar la nave nacional hacia puerto de certidumbre, para lo cual se requiere que la carga interna sea atisbada sin sobrecargar a ninguno de los extremos del barco.
