La apertura durante cinco días a la semana de los mercados fronterizos tiene sus beneficios para los habitantes
de la región, pero también sus riesgos para la salud de dominicanos y haitianos. Si no existe un control estricto del protocolo sanitario esa apertura puede tener terribles consecuencias por la propagación del coronavirus.

En Haití todavía ni siquiera se ha iniciado la vacunación, mientras que por estos predios se ha decidido aplicar una tercera dosis para combatir el contagio con más efectividad. A pesar de lo mucho que se ha avanzado en la inmunización el rebrote de los últimos días ha disparado las alarmas e incluso colocado al país en una suerte de lista negra en el plano internacional.

Los mercados fronterizos, motor de la economía de los residentes en la zona, tienen que someterse a rigurosas medidas sanitarias para evitar males mayores. Máxime cuando la covid gana terreno en una nación que carece de condiciones sanitarias, además de no haber iniciado la vacunación de sus habitantes.

Las autoridades dominicanas tienen que poner el mayor cuidado con la operación de los mercados binacionales
para evitar que se conviertan en fuentes de contaminación.

Que la gente necesite producir no justifica el riesgo para la salud que suponen las aglomeraciones, los contactos y la ausencia de mascarillas sin importar que los marchantes estén vacunados. Son elementos que en modo alguno pueden pasar inadvertidos en esos mercados que siempre movilizan a muchas personas. Hay que tener sumo cuidado.