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Miseria común

Miseria común

José Antonio Torres

Haitianos y dominicanos viven una historia común en los barrios pobres de la capital y las provincias. Aunque con culturas diferentes y en ocasiones dejando ver el racismo a través de la enagua.
La realidad es que unos y otros viven el mismo drama de la pobreza.

La vida de haitianos y dominicanos en los barrios paupérrimos está saturada de precariedades. Viven hacinados. Es un cuadro tétrico de pobreza y necesidades. Muchas personas en poco espacio.

Carecen de los servicios sanitarios más elementales. En algunos caseríos hay una o dos letrinas comunes para hacer sus necesidades.

Hay escasez de agua potable. Eso explica las extensas conexiones ilegales. Las tuberías de agua se observan a leguas secas. La precariedad en el servicio eléctrico es el pan diario de día y de noche.
Los haitianos, como los dominicanos, se las ingenian para empalmar alambres de los postes del tendido eléctrico más cercanos.

Durante las primeras horas diurnas se pueden observar movimientos de haitianos que van a trabajar a las construcciones o a vender mercancías a las calles. Otros se quedan y se las pasan merodeando el entorno de los barrios donde viven. Regularmente están desempleados. Al atardecer, la barriada recobra vida. Llegan en pareja o grupos. Rara vez lo hacen solos.

Para llegar a sus hogares, los haitianos abordan autobuses de la OMSA, viejos minibuses del transporte colectivo, carros del “concho” y “motoconcho”. Algunos han ahorrado para adquirir motocicletas y bicicletas.

Las primeras horas de la noche generan mucha actividad. Los haitianos se agrupan frente a los bulliciosos colmados, donde escuchan bachatas, se tiran un par de tragos, conversan y “piropean” a las mujeres solas.

Las bancas de apuestas de lotería cobran colorido. Es uno de los negocios más frecuentados durante la semana. Los haitianos apuestan hasta a “la picada de ojo”. Son adictos al juego.

Juegan pequeñas cantidades a los números en las 21 loterías que tienen sorteos diarios en el país. También tientan a la suerte en dados, gallos, dominó y barajas. Igualito que los dominicanos.