La mención de las pandillas haitianas entre los destinos de las municiones robadas en la Policía incrementa las expectativas de la investigación para aclarar un caso que se ha tornado misterioso. Tras ocultarse los nombres de los involucrados en la supuesta operación para no entorpecer las investigaciones, ahora ha trascendido que varios sospechosos han desertado de la Policía y que se desconoce su paradero.

La ministra de Interior, Faride Raful, había informado que en el supuesto robo de municiones de los depósitos de la Policía estaban implicados oficiales y otros miembros. E incluso señaló que había varios detenidos. Si bien garantizó que el escándalo no quedará impune, el curso que se atribuye al caso no es para hacerse mayores ilusiones.

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Más aún con la impunidad que ha caracterizado escándalos en que han estado envueltos oficiales de la Policía. La ministra Raful destacó la colaboración del director de la Policía, Ramón Antonio Guzmán Peralta, en la pesquisa sobre el robo de las municiones, que en principio se dijo que era para comercializarse en el mercado. Pero el escándalo tomó otro giro cuando trascendió que los explosivos eran comercializados con las pandillas haitianas.

Las autoridades tendrán que emplearse a fondo para establecer responsabilidades sin dejar el menor cabo suelto. No es ningún secreto que la corrupción es una de las lacras que en el proceso de modernización y profesionalización tiene que extirparse de la Policía.