Opinión

Muerte y defensa de Cristo

Muerte y defensa de Cristo

Volviendo a encontrarme con la obra del jurista francés Jackes Ysorni  “Los Casos de Conciencia del Abogado”, obsequiada hace 15 años por el brillante jurisconsulto Ramón Pina Acevedo, quiero enfocar algunos aspectos tomados por su autor, y  consideraciones nuestras sobre la muerte del Redentor.

Como bien expresa Ysorni, Jesús no tuvo defensor, y  era obligatorio, pues  los 27 jueces que integraban el  concejo de ancianos tenían que asegurar la defensa. Ante el Sanedrín, Jesús debía ser asistido por uno de sus miembros, y nadie fue designado para esta función sustancial de la Justicia.

Otro aspecto medular es que Jesús fue juzgado por la noche y su condena al amanecer, y ello estaba prohibido, siendo su caso dirigido por tres procedimientos, según Jackes Ysorni: “ Uno ante el Sanedrín, otros dos ante Pilatos, procurador de Judea, y otro ante Herodes, patriarca de Galilea”,  y agrego, fueron cinco, su presentación ante Caifás, quien da inicio a la instrucción.

Uno de los jueces   debía asumir la defensa, pero ninguno  tuvo valor de  solicitarlo como era, imperativo.  El crimen cometido contra Cristo se califica de Icidio, y no volverá a repetirse jamás en la historia de las naciones.

Otra de las facetas de la obra referida es lo expresado por Ysorni,  a que hubo 23 violaciones a las leyes contra Jesús,  a quien se acusaba de una tentativa de subversión del régimen, incitar al país a la revuelta, oponerse al  pago de los impuestos, llamarse rey de los judíos, mesías e hijo de Dios, y al ser acusado de estos tres hechos, podía ser asistido por un defensor, a lo que añadimos que debió ser acompañado por un defensor.

Una tesis  de Orcini es sobre Judas y Pedro y su papel frente al maestro, expresando: “Judas Yscariote se suicida pagando su pecado”, y decimos que si no lo hubiera hecho, tal vez Cristo lo perdonaría,  y  refiere: “Se dice que Judas tiene mala fama y Pedro buena, eso no me parece justo, y continúa, el caso de Pedro es infortunadamente peor,  cierto que luego siguió a Cristo, fue mártir por su fidelidad y proselitismo, y este martirio lo absuelve, aunque no fue castigado por negarlo, mientras que Judas Yscariote se castigó por su declaración.

Pedro, cita, niega tres veces y luego  niega incluso la galilea y Bet Saida, su pueblo. La actitud de Pedro es tanto más odiosa. No solamente Pedro no le visitó en sus prisiones, lo negó, no conocía a ese hombre.

Si Judas se arrepintió por haber entregado a Jesús, es porque creía en él y que él no era un impostor. En el momento de morir por sus propias manos, creyó en Jesús.

El defensor de Jesús hubiese planteado que era un juicio político, la incompetencia, como   señaló Pilatos, el maestro era de Galilea, y no había cargos graves en su contra.

Aunque Jesús tenía que morir por su divina misión, era indispensable que alguien lo asistiera. Dimensionadas épocas y tiempos,  si yo hubiese sido juez del sanedrín o defensor,  me hubiese levantado a favor de Jesús, bajo los procedimientos de que iba a ofrecer su sangre en bien de la humanidad, sin importarme vanaglorias ni reconocimientos y hubiera probado su inocencia.

Ahora, ¿qué lugar ocuparía en la historia y la Biblia el defensor de Jesús en caso de haberse permitido hace más de dos mil años?

El Nacional

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