El Senado de la República emitió una declaración de desagravio a Barack Obama, la que dirige al Departamento de Estado y al Congreso de ese país, porque supuestamente el ingeniero Hipólito Mejía, candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano, PRD, injurió al presidente de Estados Unidos.

Si los senadores dominicanos no tienen algún tema de importancia a conocer, es preferible que se declaren en receso hasta que pasen las elecciones.

No se puede hablar de desagravio si no hay agravio.

Atribuyen a Hipólito haber dicho, en territorio de Estados Unidos, que Obama proviene del África. ¿Y de dónde proviene, entonces? ¿De Europa?

Decir negro o moreno a una persona de color es normal. Es una expresión que no involucra afrenta alguna. Al doctor José Francisco Peña Gómez muchos dominicanos le llamaban el Moreno sin la intención de ofenderlo, ni el extinto líder lo asumía como desprecio.

Da pena que los senadores dominicanos, todos del Partido de la Liberación Dominicana, PLD, excepto Amable, piensen que Obama es un estúpido y que alberga sentimientos de inferioridad, hombre que suele evadir el tema racial en las campañas electorales de su país, inclusive ante los ataques más desconsiderados de la ultraderecha estadounidense.

Ahora los peledeístas, que siempre subestiman la inteligencia de los demás y, desesperados por el balance electoral desfavorable, pretenden colocar a Obama a su lado, para que les bautice las eventuales diabluras que cometerían en el certamen del 20 de mayo próximo.

Y apelan a ese recurso politiquero para retomar cierta ofensiva, después de sentirse acorralados ante una lluvia de escándalos y denuncias de corrupción administrativa. Ese supuesto desagravio de los senadores oficialistas es un disparate. El PLD no pega una.