Extraña que el narco actúe como si no sintiera los golpes. Podrá ser meramente circunstancial o una demostración de eficiencia, pero resulta significativo el incremento en un 629% de la incautación de drogas del 16 de agosto hasta el 31 de diciembre de que han dado cuenta las autoridades.

Hay aspectos dignos de sopesarse a la hora de evaluar los cuantiosos decomisos. Es posible que durante ese periodo el trasiego de drogas narcóticas se haya incrementado.

Pero en el supuesto que no fuera tal incremento, entonces las autoridades deben analizar la persistencia del narcotráfico de usar el territorio como puente, pese a los golpes, para la reexportación de la sustancia. Buenos contactos en el país, más que interés suicida, están entre los factores que explican la determinación.

Tampoco puede perderse de vista que el narco conoce su negocio y que de la misma manera que sacrifica avionetas y transporte marítimo, también lo hace con cargas para despistar con la introducción de otros de más volumen.

El éxito de la lucha contra el narcotráfico no está en los inventarios, sino en la reducción a su mínima expresión de la operación.