Editorial

Okolo

Okolo

El nuevo nuncio apostólico, Jude Thaddeus Okolo, ha iniciado su gestión de buena manera al favorecer la reapertura del diálogo entre República Dominicana y Haití y ofrecer la mediación de la Iglesia Católica si las partes lo creen prudente para poder conjurar diferendos.

Monseñor Okolo favorece que se procure lo que define como una salida humana ante la aplicación de la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional que define quién puede tener la nacionalidad dominicana, criterio que también ha expuesto el presidente Danilo Medina.

Tal como señala el enviado del Vaticano, quien también ha desempeñado misión en Haití, el diálogo debe ser la expresión de la voluntad de las partes, lo mismo que la mediación de la Iglesia, que también debe ser fruto de una expresa solicitud.

Una simple lectura del Plan Nacional de Regularización Migratoria puesto en ejecución ayer por el Gobierno refleja la voluntad política de cumplir con la referida sentencia en el marco del más estricto apego a los derechos humanos.

Okolo ha usado un adecuado lenguaje basado en la prudencia al señalar que antes de que se considere una medición eclesial en el conflicto domínico-haitiano, hay que dejar que los respectivos gobiernos hagan su trabajo, y entonces “la Iglesia va a ver lo que se puede hacer”.

Como si fuera remedio disponible ante cualquier emergencia política o diplomática, monseñor Okolo ha dicho que “si las partes quieren, siempre está lista”, lo que significa, no solo una positiva voluntad de mediar, sino también de actuar con prudencia ante un conflicto complejo que involucra asuntos tales como soberanía y derechos humanos.

Para poder retornar a la pradera del diálogo, se requiere que Haití cese las gestiones diplomáticas que desde hace tiempo encamina con la finalidad de que la comunidad internacional sancione a República Dominicana por un crimen que no ha cometido ni tiene intención de cometer.

Sin importar si la Iglesia interviene o no en labor de mediación ante el diferendo entre Haití y República Dominicana, puede decirse que el nuncio papal, monseñor Okolo, ha tenido con sus prudentes declaraciones una positiva presentación ante una sociedad dominicana muy lacerada por una intermitente cultura de intervención.

El Nacional

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