Respetada Miriam Germán, procuradora general de la República:
He recibido centenares de mensajes de mujeres y hombres indignados por el caso de la muerte por desangramiento de Esmeralda, por un inombrable profesor de Matemáticas, vergüenza del género masculino, y de las bestias.
Todos y todas piden sanciones que abarcan desde la pena de muerte, cadena perpetua, castración, hasta el linchamiento. Otros expresan su esperanza de que en la cárcel los reos le hagan justicia: lo violen en masa y con todos los medios.
Pocos han señalado que la niña no era “inocente” porque “se pintaba las uñas de verde, se sacaba las cejas y no parecía de su edad”, como si ser bonita fuese pecado y razón para justificar la bestial violación de que se dice fue víctima.
Decía mi abuela que si alguien te golpea una vez y no recccionas, te sorprendió. Que si te golpea una segunda vez y no reaccionas, lo pensaste; pero que si te golpea una tercera y sigues sin responder entonces siempre te golpeará. Que a la tercera hay que golpear tan duro que jamas se equivoquen contigo.
Creo que los feminicidios en este pais han rebosado el vaso, tanto de los hombres, como de las mujeres, por eso no me adhiero a ninguna de las propuestas que he recibido sobre posibles castigos para el violador de Esmeralda, sino que quisiera proponer una solución mas humanitaria y permanente.
Quiero proponer que John Kelly sea el primer dominicano castrado quimicamente y que ese castigo quede establecido como pena principal para todos los acosadores y violadores del país. Es un procedimiento simple, indoloro, que interviniendo en el cerebro elimina todos los impulsos sexuales, y es una solución humanitaria para violadores, porque todos obran compulsivamente, segun declaran, porque “no se pueden contener”; y para la sociedad, que no tiene que preocuparse mas por esos animales, quienes de seguro, al salir de la carcel, volveran a hacer de las suyas, porque los violadores son enfermos mentales.
Conozco el caso de un padre que violo sus tres hijas, y no olvido al abuelo que violo a su nieta de once años y la embarazo de trillizos. A esos hay que castrarlos quimicamente y esa condena debe llamarse “La condena John Kelly” para que a nadie se le olvide jamas.
Por ultimo: Lo que mas nos rompio el alma fue la declaracion de Esmeralda de que tendría que morir para recibir flores. Creemos que El Gallo, que hace intervenciones barriales que son legendarias (como la de los camiones de gatos), debe armar cada año un Operativo Esmeralda, para que todas las niñas pobres, entre 14 y 16, reciban un ramito de flores todos los 14 de febrero.
En ti confiamos Miriam German.