Opinión Articulistas

Over

Over

Efraim Castillo

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Es oportuno explicar que la persecución de haitianos -en el llamado “corte” de 1937- tuvo muchas derivaciones sociales, discriminatorias, y multiplicó los recíprocos odios que existían entre Haití y República Dominicana; por lo que no sería ilógico pensar que esto afectó a Marrero Aristy, provocándole una crisis de inspiración, sobre todo en el caprichoso ilimitado-discontinuo (Lukács) del Libro Tercero, donde se antagoniza la presencia de una profunda conmoción social del narrador Daniel Comprés, narrada mediante un flujo de conciencia que ontologiza su vida y refleja su pena, su hastío, como en un espejo.

Comprés involucra en este proceso existencial una pérdida de fe y una toma de conciencia que lo remite al enunciado sartreano del “punto de partida donde no puede haber otra verdad que esta: pienso, luego soy; porque esta es la verdad absoluta de la conciencia captándose a sí misma” (Sartre: “El existencialismo es un humanismo”, Editorial Sur, 1973).

Pero, ¿no sería esta la dolorosa resolución del propio Marrero Aristy de servir a la dictadura en 1940, un año después de haber publicado “Over”? Porque aunque otros miembros de aquella intelligentsia hipócrita se adhirieran sin tapujos, sin escrúpulos, al servilismo trujillista, considero que Marrero -en lo más profundo de su conciencia- tuvo que haber guardado memorias de la exclusión y explotación que vivió en el infierno industrial de la caña.

“Over” no excede las cincuenta mil palabras y se divide en tres libros: Primer Libro (seis capítulos); Segundo Libro (siete capítulos); ‘y Tercer Libro (tres capítulos). Esta división funda la pista sobre el propósito de la novela, el cual implica al propio textista en un ambicioso plan de extensión hacia una trilogía -o una tetralogía-, en la cual el sujeto narrante, Daniel Comprés, marcara o posibilitara una determinada ascensión, no sólo social, sino tal vez ideológica.

Y no estaría demás apuntar que Marrero Aristy fue un historiador (1954) que por sobre la anécdota a que nos tienen acostumbrados nuestros cronistas, valorizó ciertas zonas históricas de una manera que corrobora el enunciado de Althusser (1918-1990) de que “la materia se dice de muchas maneras» (1965).

Definitivamente influenciado por la estructura textual de Dostoievski, Marrero Aristy conduce, linealmente, tanto las dos dimensiones significativas del relato (lo denotativo) a través del complejo significante-significado narrativo, como la estructura connotativa, actuante en el nivel discursivo; consolidando así la sustanciación del género propuesto, es decir, llegando a la categoría de novelar a través de la enajenación del relato por parte del complejo discursivo.

“Over” consolida la importancia de una poética nacional relacionada con el universo de la caña y su industrialización, aún marcada por limitaciones comprensibles.

“Over”, al igual que “Hay un país en el mundo”, de Pedro Mir, referencia la realidad de una agroindustria que, a partir de 1493, constituyó la fundación colonial del Caribe y marcó su desarrollo y cultura. De ahí su importancia y por eso mi novela, “Testosterona split” (2023), tiene al batey y sus protagonistas como parte de ese inmenso y doloroso universo.